Arxiu

Debate

Aunque el debate entre Rajoy y Rubalcaba tuvo mucha audiencia, no parece llamado a ejercer una influencia decisiva sobre el resultado de las elecciones, entre otras razones porque en el punto de partida ya se registraba una diferencia de expectativas de voto casi insalvable. Era como afrontar una final a un solo encuentro, con el marcador claramente en contra y con la apremiante necesidad de desarbolar al adversario desde el primer instante.
Era conocido que el principal rival de Rubalcaba, o el mejor aliado de Rajoy, era el desaparecido Zapatero. Los más de 5 millones de parados convertían el debate en un imposible, en la expresión de un nada que hacer. Al candidato popular le bastaba con mantener el tipo y además contaba con una bala en la recámara para hacer frente a Rubalcaba: ¿por qué no lo hiciste antes?

Faltan pocos días y a estas alturas el debate ha servido para consolidar el estado de la opinión pública; los cambios son cada vez más difíciles. El asunto es si el sacrificio de Rubalcaba va a servirle para ganarse el derecho a ser el jefe de la oposición y la secretaría general del partido socialista en su travesía del desierto, algo que está por ver y que va depender de la magnitud de la derrota.
Los candidatos se dedicaron a escenificar un enfrentamiento inconsistente, evitando temas comprometidos. Ambos tenían vergüenzas que ocultar y optaron por el silencio. Cumplieron con una papeleta ingrata y quizás con ello ambos se dan por satisfechos.   Esta campaña, que viene de lejos, es agotadora y da la sensación de que se está perdiendo el tiempo mientras la economía española navega en medio de un vendaval.

Comentaris
To Top