Un estudio financiado por la Fundación BBVA incide sobre un gigante escondido de la economía: el trabajo no remunerado. Efectivamente hay un mundo de servicios prestados sin cobrar un euro, especialmente por la mujer: lavar la ropa, pequeñas reparaciones y limpieza del hogar, compra, cocinar, cuidar a los niños o a los mayores, etc.
Visto así, el hogar se convierte en un taller de producción y de prestación de servicios a los que se dedica mucho tiempo y trabajo. Es muy difícil cuantificar en dinero esas actividades, pero los autores del estudio han estimado que una hora de cuidado a terceros cuesta 8 euros y, a partir de ahí y de los datos del Instituto Nacional de Estadística, concluyen que el PIB aumentaría un 53% si se contabilizaran todos esos trabajos, imprescindibles pero sin compensación económica directa.
Se trata de una estimación virtual, pero es evidente que algunas de esas actividades podrían incorporarse al mercado de trabajo remunerado y, por tanto, al actual marco económico. De hecho, muchas de ellas están hoy incorporadas a la actividad productiva. Los trabajos domésticos, el cuidado de los niños en guarderías, las comidas preparadas, las lavanderías, un sinfín de trabajos que tienen su expresión mercantil y un mercado creciente.
Las necesidades de la Ley de Dependencia, una ley quebrada antes de nacer, son un ejemplo y un referente del horizonte que nos espera y de la necesidad de dedicar crecientes recursos al cuidado de los mayores e incapacitados. Los técnicos dicen que ni el Estado ni la sociedad podrá prestar esos servicios. Un problema escondido.
