Con el caso en el que está implicado su excelencia consorte el señor Iñaki Urdangarín, queda demostrado que instituciones públicas, ayuntamientos, diputaciones, ministerios, gobiernos autonómicos y no autonómicos, van ligeros a la hora de soltar ingentes cantidades de dinero público. También queda demostrado que nuestros políticos son unos manirrotos a la hora de regalar dinero a todo este tipo de organismos. Claro que, como no es de ellos, es más fácil regalar lo ajeno, y encima no hay que justificar, ni responder y tampoco tienen que dar explicaciones.
Decía un amigo mío empresario que cuando un político tenía un hijo sinvergüenza o vago le montaba una ONG. Yo añado que los consortes, políticos jubilados de cualquier signo, o sindicatos, todos tienen sus fundaciones donde el dinero de todos, dinero público, se funde.
Estoy ahora pensando en hacer una junta de vecinos y crear una fundación ‘El mejillón’, donde también vamos a tener el derecho, eso creo, a recibir dinero público.
