La muerte de Antonio Albás, presidente del Centro Aragonés de Sabadell, trae recuerdos a mi memoria. Había sido maestro de alguno de mis hijos, también su esposa, Maria Josefa, en el barrio de La Concòrdia. Allí nació nuestra relación.
Después él con ese gran amor a Aragón, que muchos compartimos, tomó la dirección del Centro Regional y nuestra relación se afianzó con esa amistad que él siempre daba y que por reciprocidad recibía de los demás. Al acto de despedida no faltó la representación de ninguna de las entidades culturales y regionales de la ciudad.
En el funeral de Sabadell el sacerdote destacó los valores de la amistad y, en su recordatorio, se habla también de ella: “Es muy difícil encontrar un buen amigo, más difícil todavía dejarlo e imposible olvidarlo”.
Tus amigos del Centro Aragónes no te olvidarán por la labor que realizaste dentro y fuera de la entidad. Y el resto de tus amigos y conocidos de Sabadell también te tendrán siempre presente.
