Fue para mí una gran gozada, una alegría inmensa, poder estar presente en el emotivo acto de la entrega del premio que el Institut de Drets Humans de Catalunya ha concedido a mi gran amigo, digo mejor, hermano Álvaro García Trabanca. Vine desde Extremadura para poder estar junto a él, a su querida familia y a sus muchos amigos.
Creo que te mereces este premio, Álvaro. Tú has sido, y eres, un hombre entregado a los demás, un defensor incansable de la justicia y la verdad, y donde ha hecho falta tu presencia y ayuda, allí has estado siempre.
En los primeros años de tu llegada a Catalunya tuviste la dura experiencia de tener que vivir en las cuevas. Hoy, afortunadamente, te encuentras feliz en la residencia Assís de Sant Quirze y, como siempre, rodeado de amigos.
Debes estar siempre agradecido a esta tierra catalana y a sus gentes, que supieron acogerte y ayudarte con cariño en todo momento, a tu querida familia, a tus padres, que aquí quedaron, y a Olivenza la tierra donde naciste, así como a los que han reconocido tu humilde y eficaz labor.
Y es que tú, Álvaro, supiste ponerte en las buenas manos de la Moreneta de Montserrat.
Ojalá, amigo Álvaro, hubiera yo podido haber hecho todo lo que tú has realizado en favor de los demás, sobre todo de los más débiles.
Un abrazo, mil gracias y mi reconocimiento general para todos.
