Arxiu

Nacionalismo

El último plenario de Convergència Democràtica de Catalunya, celebrado el pasado fin de semana en Reus, ha servido para  disfrutar el momento políticamente dulce por el que atraviesa el partido, situar a Oriol Pujol como sucesor del sucesor y escenificar una nueva vuelta de tuerca en la política soberanista, un objetivo fijado para un futuro impreciso.
Si bien el calendario del proceso independentista está por escribir, hasta ese momento CDC se va a esforzar en convencer a la gran mayoría de catalanes de la bondad de sus planteamientos. Durante muchos años ha logrado ser el partido mayoritario de Catalunya, el “pal de paller” de la política catalana. Y su aspiración es ampliar su base social, en cuya ambición coincide con varios grupos que compiten en su espacio electoral. Por eso tiene que modular su discurso, animar a los propios sin asustar a los próximos, todo un ejercicio de comunicación sólo al alcance de expertos. Ese ha sido siempre el terreno en el que se ha movido el nacionalismo moderado.

Todo ello es algo más que una tentación el hablar de un doble lenguaje, es una línea de acción que lleva al partido a lucir “estelades” como telón de fondo estético y pactar sistemáticamente con el PP por el imperativo de la gobernabilidad. Es la vieja máxima que pregona que la política facilita extraños compañeros de cama; no hay amor, hay intereses comunes.
Mientras llega ese momento largamente recreado en el imaginario sentimental nacionalista, la gran asignatura pendiente es la del pacto fiscal, una cuestión que cuenta con fuerte apoyo y complicidad social. En ese terreno se juega actualmente la partida.

Comentaris
To Top