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Aritmética

La aritmética electoral obliga al PSOE a buscar acuerdos con Izquierda Unida, una alianza que permitiría mantener el poder en Andalucía, gobernar en Asturias y recuperar el protagonismo perdido en Extremadura. La alternativa de izquierda y progresista puede rediseñar el mapa autonómico, reducir el impacto de la marea azul y establecer las bases para la reconquista política.
El PSOE proclama su propósito de renunciar a la unidad de acción y no desea ningún asalto frentista, pero las urnas son implacables y ambos grupos están interesados en cerrar un pacto de gobierno nada fácil en el que unos y otros deberán dejar atrás los recelos que separan  a dos partidos que compiten prácticamente en el mismo espacio político. De hecho, el crecimiento de IU se ha nutrido de socialistas decepcionados con la deriva de un partido erosionado en las brasas del poder casi total durante más de treinta años.

Demuestran los hechos que el PSOE ha tenido innegable habilidad para atraer a sus filas a significados líderes de la izquierda, seducidos por la posibilidad de hacer carrera e influir en la sociedad desde la casa grande de la izquierda. Y ese temor ante la tendencia absorcionista del PSOE alerta a IU. La independencia es buena para todos, especialmente para el PSOE al que no le interesa alejarse del centro, ese terreno en el que se deciden casi todas las elecciones.
Andalucía se ha convertido en un laboratorio de ensayo para la izquierda en un momento en que hay pocos recursos para políticas de gasto público. La aritmética socialista es más simple que la geometría política, pero mucho más complicada de gestionar.

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