Creo que es hora de poner límites al espacio de cualquier representante público. Es una burla a la ciudadanía asegurar una privacidad para lo público. Entiendo que a los representantes públicos sólo se les debería conceder privacidad cuando están en el cuarto de baño, nada más que por decoro y educación. Todas sus otras actuaciones deberían estar sometidas a un conocimiento y a una crítica de los ciudadanos y de los medios de comunicación. Tendría que ser una exigencia más por eso se les recompensa con privilegios materiales, personales y con un exceletne sueldo, que no deberían asignárselo ellos.
