Los vecinos a los que el INCASOL les ha adjudicado las nuevas viviendas de los bloques 9 y 10 del barrio de Arraona, situadas en la calle Fuerteventura, están en pie de guerra. Exigen que se les entregue las llaves de los pisos a fin de habitarlos y mantienen patrullas de vigilancia para evitar que se siga robando el metal de los inmuebles de nueva planta. El Institut Català del Sòl (INCASOL) mantiene un retraso de un año en la entrega de las llaves. Lo justifica, ante los vecinos, señalando que la obra aún no está del todo acabada, pero los afectados creen que sólo es una excusa. Los pisos forman parte del proyecto paulatino de sustitución de las viejas viviendas de Arraona, afectadas por aluminosis, por otras nuevas.
