La tasa de paro juvenil supera el 52% para los menores de 35 años. Durante el último año ha aumentado en más de 150.000 en este tramo de edad. Además de sufrir el desempleo los que logran trabajo suele ser en precario; un 35% de los contratos son eventuales. Muchas de las ocupaciones desempeñadas por jóvenes engloban malas condiciones de trabajo, con exceso de jornadas, baja remuneración, como ocurre en comercio y en hostelería, que son los sectores donde trabajan un mayor número de jóvenes sin posibilidades de promoción. Sin trabajo, con pocas posibilidades de tenerlo y con un preocupante descenso de los beneficiarios sociales de prestaciones, es la situación actual en la que se encuentra un buen número de jóvenes.
Los contratos son mayoritariamente temporales, siendo los más numerosos los eventuales por obra y servicio determinado, suponiendo un 35%. Los contratos formativos, los de prácticas en formación, al contrario de lo que sucede en naciones como Alemania, no terminan de cuajar en el proceso de educación continuada de nuestro país. Los licenciados universitarios están sufriendo las consecuencias de la debilidad de la economía. Y las investigaciones nos dicen que las repercusiones no son pasajeras: los estudiantes que se licencian en una economía en mala situación nunca recuperan el terreno perdido. En vez de eso, sus ingresos se reducen de por vida.
Necesitamos una economía abierta, globalizada, competitiva bajo reglas democráticas, con una base en el desarrollo del conocimiento plural e intercambiable, en el avance continuo de la formación integral. Los privilegios de casta, de extracción social privilegiada, deben quedar olvidados. Deberíamos estar ampliando las ayudas al estudio, no reduciéndolas. Deberíamos procurar una educación más abierta y flexible según las necesidades del individuo y de la sociedad. Y deberíamos dar marcha atrás en las políticas de austeridad que están constriñendo la economía. Todos los recortes en servicios sociales suponen un retroceso, pero los que se llevan a cabo en educación, generan una catástrofe para el progreso, la estabilidad y la cohesión social.
