Existía un claro interés en conocer los resultados del Banc Sabadell del primer semestre. En primer lugar, para empezar a vislumbrar el impacto de la adquisición de la CAM, de la que se contabiliza un mes de negocio, y para apreciar si las previsiones de cerrar el ejercicio con beneficio se iban confirmando. Los beneficios en el ecuador del año se sitúan en 90 millones, un 45% menos que el anterior, pero las perspectivas a medio plazo invitan a cierto optimismo.
La operación CAM, como ha dicho Jaume Guardiola, implica un salto cuántico para el Grupo Sabadell, la palanca de crecimiento en todas las magnitudes bancarias y la base para consolidar al BS como la cuarta entidad financiera de España. Los primeros frutos de la adquisición, y el esquema de protección de activos, justifican las esperanza depositadas en una opción estratégica.
Tanto los excedentes como el favorable impacto del fondo de comercio generado por la operación CAM ha posibilitado dedicar a provisiones 1.900 millones de euros, que permiten cubrir el 75% de las exigencias de saneamiento. Con los resultados previstos para el segundo semestre prácticamente se dará por cerrada la penosísima digestión del ladrillo.
Para potenciar la generación de beneficio en el futuro, el actual nivel de provisiones es decisivo y asegura un ratio de solvencia entre los más altos del sector en un momento en que la solvencia se ha convertido en un factor de selección de las entidades financieras. La fortaleza de balance, en tiempos de convulsión e inseguridad, es un arma de mercado imprescindible para sobrevivir y para crecer con garantías.
