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Alternativa

La elección de Madrid como destino de Eurovegas ha propiciado una inmediata réplica del Govern, que se ha sacado un conejo de la chistera en forma de un megaproyecto de ocio en las inmediaciones de Port Aventura y que parece se llamará Barcelona World. No se trata de clonar el proyecto de Adelson, es de otra magnitud, pero presenta evidentes similitudes.
El promotor es un aventurero valenciano que llegó a ser el mayor accionista del Banc Sabadell en sus momentos de mayor éxito. Bañuelos es un individuo con olfato para el dinero, pero pocos deben pensar que es un socio confiable. La Caixa, propietaria de los terrenos, ha decidido vender el suelo urbanizado al promotor y no aparece como socio financiero de un proyecto que no está dibujado ni sobre el papel. La sombra y el recuerdo de Javier De la Rosa es alargada y algunos, por si acaso, establecen distancias.

Más dudas que certezas, y la primera es la reacción de las fuerzas políticas que estaban dispuestas a luchar contra el proyecto de Adelson. La repugnancia que sentían por el juego y otras circunstancias inherentes a esos macroproyectos, de existir coherencia en los planteamientos, deberá extenderse a un nuevo negocio cuya viabilidad está por demostrar. Los resultados de los megaparques españoles no invitan al optimismo.
Y socialmente el proyecto no parece con potencial suficiente para ilusionar a la ciudadanía. Se trata de crear puestos de trabajo, lo que siempre es una bendición, pero se insiste en la idea de convertirnos a todos en camareros, jardineros, limpiadores y porteros de discoteca. No es un mensaje demasiado atractivo.

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