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Patireu molt amb aquesta gent

Recuerdo una charla que se hizo en la Asociación de Empresarios Católicos de Sabadell, de la que el señor Forrellat era presidente en aquellos difíciles años. El tema era “La autogestión de Yugoslavia”, con el título de un libro entonces muy famoso. La charla, a la que asistimos un grupo de trabajadores, la hizo un compañero nuestro y, al terminar, después del coloquio, el señor Forrellat dijo:”Señores, después de todo lo que hemos oído y discutido, yo pregunto qué podemos hacer nosotros”. Silencio y algunos comentarios en voz baja. Nos pareció un poco extraño que un empresario hiciese esta manifestación.
La situación que estamos viviendo es grave. Como decía la semana pasada D.S. “Unnim está negociando con los sindicatos reducir la plantilla en 1.218 personas”, “La antigua Unidad Hermética quiere despedir a 162 trabajadores”, “La empresa ABB, antes Asea/Ces, quiere despedir a 148 trabajadores, es decir, toda la plantilla de motores. Estas dos empresas fueron fundadas por el señor Forrrellat y no quiero decir que en ellas no hubiese problemas, que también los hubo, pero los Comités de Empresa mantuvieron un diálogo muy abierto ante los problemas que se presentaron.
Años más tarde hubo un inercambio entre ASEA de Suecia y CES para unificar las dos empresas, ASEA y CES, en principio las cosas marcharon bien, pero poco a poco se fueron deteriorando hasta el punto que el señor Forrellat tuvo que marcharse y, naturalmente, pusieron un gerente sueco. Al poco, la empresa convocó al Comité para exponerles que serían la primera empresa que fabricaría en España robots. Esto fue mentira: los robots los traían en los primeros años de Suecia y algunas cajas y poca cosa más fueron creadas por la empresa de Sant Quirzr del Vallès, hasta el punto que los robots sólo los hemos visto por los medios de comunicación en la mayoría de empresas grandes, tanto de nuestro país, como de Francia y otros lugares. Esto ha sido uno de los atropellos más grandes que hemos sufrido los trabajadores, con la eliminación de miles y miles de puestos de trabajo, con lo que el capitalismo salvaje ha ido acaparando más poder con su política de explotación.
Ahora volvemos a los viejos tiempos, como fue el textil que ya había padecido su gran crisis, si bien algunos empresarios catalanes instalaron sus empresas en Marruecos. Y, de esta forma, explotando a los más pobres, obtienen grandes beneficios y ahora quieren implantar sus empresas en países donde la mano de obra es mucho más explotada, como es el caso de ABB, que prende instalarse en Polonia.
Se pudo demostrar que ASEA/CES, hoy ABB, marchaba bien, con buenos beneficios y trabajando a tope. Esta decisión indica que el capital no tiene entrañas, pero algún día lo pagarán caro. Y recuerdo la frase del señor Forrellat en una conversación que mantuve con él: “Patireu molt amb aquesta gent”.

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