Un reciente estudio publicado por Funcas, titulado “Generaciones y relaciones intergeneracionales”, confirma el relevante papel que desempeñan los mayores en nuestra sociedad. Los jubilados, salvo la congelación de las pensiones de 2010, apenas han sufrido el impacto de la crisis. En estos momentos se puede escuchar que los que disponen de una situación más holgada entre los diferentes miembros de muchas familias son precisamente los mayores que tienen unas prestaciones seguras.
En un pasado no muy lejano, los mayores eran una carga familiar, unos pasivos muy pasivos. Hoy, en no pocos casos, son una ayuda, un apoyo a la economía familiar. Muchas pensiones dan para cubrir las necesidades de los jubilados y, además, para ayudar a los jóvenes que son los que más están sufriendo esta crisis. Y en no pocos casos, los abuelos, que mantienen un cierto bienestar, se han convertido en cuidadores de sus nietos y financiadores a tiempo parcial. Es lo calificado como apoyo intergeneracional.
Dice el estudio que el 42% de los padres mayores de 70 años vive con los hijos, aunque a veces son los hijos los que viven con sus padres y, gracias a su colaboración, pueden ir cuadrando el presupuesto familiar y posibilitar que el matrimonio trabaje. La familia es la institución que en mayor grado se ha adoptado a la crisis y a sus exigencias.
Ha dicho Rajoy que si hay algo claro es que no tocará las pensiones. Aunque su palabra tiene un valor manifiestamente devaluado, mantener las pensiones es un factor de sostenibilidad y cohesión social, una de la líneas rojas que no deberían traspasarse.
