Siempre tengo presente que en Suecia no hay barrenderos. Lo leí en un medio de comunicación. Ese dinero que se ahorran lo pueden dedicar a tener un nivel de vida mucho mejor en otros muchos aspectos. Piénsese en la cantidad de dinero que dedicamos aquí a la limpieza viaria. Es cuestión de enseñarlo desde casa y desde los centros educativos.
Hace unos años, un amigo que era bastante aventurero, estuvo cazando en Canadá y me contó algo que le pareció chocante. Estando en el bosque y pensando que se perdería entre las hojas, tiró al suelo el papel de un caramelo. Su sorpresa fue mayúscula cuando el guarda forestal que lo acompañaba se agachó a recogerlo. Personalmente me ocurrió todo lo contrario en un bar de nuestro país. Pido un plato para echar unos huesos de aceituna y se me invita a echarlos al suelo. Esta debe ser la tónica general en muchos establecimientos y es algo verdaderamente insoportable.
Es muy fácil dar buena imagen y respetar a los demás manteniendo limpios nuestros pueblos y ciudades. Recuerdo ahora que alguien en las redes sociales pedía al alcalde de su capital, más policía para vigilar y multar a quienes no recogieran los excrementos de sus perros. Poco educados estamos y debemos mejorar si para comportarnos debidamente n
