Es lastimoso que en nuestro país, potencia dentro de la Comunidad Europea, por la mala gestión de algunos políticos, y de políticas económicas nefastas, hoy nos encontremos con la escalofriante cifra de 6.200.000 parados y una tasa de paro de 27,1%, la más alta de la Unión Europea. Son estos miles de jóvenes a los que les hemos truncado la esperanza al no poder poner en práctica sus conocimientos profesionales en la sociedad en la que han crecido y nacido con un futuro e incierto porvenir. Esto sí, les queda la esperanza de la emigración de la que España siempre fue pionera, hoy en día llamada ‘movilidad exterior,’ como dice la señora ministro de Trabajo, Fátima Báñez. Es escandaloso que el Gobierno no busque soluciones, ni a medio ni largo plazo, jóvenes ingenieros en telecomunicaciones, informáticos, químicos, médicos, enfermeras, etc., etc., formados en universidades públicas, financiadas con los impuestos de los sufridos contribuyentes, cuando llegan al Reino Unido, Québec, Irlanda o Alemania, estos gobiernos se frotan las manos de alegría, les ha venido el maná del cielo.
La formación de estos jóvenes talentos les ha salido a esos estados a un coste cero. Por otra parte, en nuestro país siempre le ha sido rentable la emigración al gobierno: recordemos que la de bajo nivel, de los años sesenta, era una fuente de divisas para el Estado; la nueva movilidad exterior de alto nivel de hoy conlleva que decrezca la conflictividad social en la calle, que es lo que les interesa a algunos políticos. Aquel film de los ochenta “Vente a Alemania, Pepe”, que fue el hazmerreír de muchos españoles, hoy este mismo film sería un mar de lágrimas e impotencia en miles de hogares españoles.
