Hay informaciones que pasan desapercibidas porque no concuerdan con las ideas dominantes, como la de que el fracaso de la enseñanza primaria y secundaria en España se debe a que sobran profesores, hay demasiados, y sin embargo faltan verdaderos maestros. Hablamos de los profesores como si fueran un conjunto y ni siquiera nos planteamos que los hay muy buenos, grandes maestros, y muy malos.
Todos reciben sueldos parecidos, y de esta simetría nace el desastre, con los mejores maltratados y valorados igual que los haraganes, generalmente los primeros agitadores de cualquier protesta, que luego desatienden las clases y se dan de baja por cualquier causa simulada. Como estos igualitarios deben ser sustituidos, al menos temporalmente, se incrementan las plantillas de profesores, pero la enseñanza sigue generando más del 30% del fracaso escolar. Por eso no deben valorarse ni el número de profesores ni las inversiones, sino la calidad de cada maestro, que debe ser seleccionado y pagado en el sistema público de acuerdo con su valía individual, como en el país puntero en la enseñanza, Finlandia. Que haya un profesor de media cada doce alumnos, como en España, sólo denuncia su desastroso sistema y organización, basados en la igualdad, tanto de profesores como de alumnos.
Tenemos demasiados docentes y pocos verdaderos maestros que deberían cobrar de acuerdo con sus méritos, y no con la igualdad borreguil que domina este país.
