Todavía andan por las librerías de viejo libritos con fórmulas para escribir cartas de todo tipo: a la familia, a los amigos, a los enamorados. No todo el mundo sabía escribir y había quienes se tomaban como una profesión o deber humano el llenar las epístolas para quienes así se lo solicitaban, sin a veces conocer tan siquiera a quienes iban dirigidas. Incluso llegaban a cubrirlas con su propia inspiración o manera de expresarse, contraviniendo a veces la voluntad de quienes las redactaban.
Hoy, afortunadamente, casi todo el mundo sabe escribir, pero no utiliza el correo antiguo, sino que lo hace a través de las nuevas técnicas que en segundos te ponen en comunicación con el resto del planeta. Debido a estos grandes avances, dicen que desaparecerán las oficinas de correos. Bueno, creo que seguirán abiertas para menesteres diversos como recogida y envío de paquetes, correos basura y miles de sobres con facturas.
