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Vuelco

Confirman los sondeos lo que se intuía: la progresiva mejora de las expectativas electorales de ERC, en tanto que las de CiU están en franca regresión. Si ahora se llamara a votar, Esquerra pasaría a ser el partido con mayor representación parlamentaria, aunque sin alcanzar la mayoría. El barómetro de la Generalitat señala que CiU sufriría una hemorragia y pasaría a ser la segunda fuerza política de Catalunya. Está visto que el alma de los pueblos es voluble y tornadiza.
La apuesta por el soberanismo, con el paso previo de la consulta sobre el derecho a decidir, impulsada por CIU y ERC está siendo el eje de la vida política catalana y sus consecuencias se reflejan en los sondeos. El soberanismo ha dividido a los partidos y a la sociedad, y está influyendo en la política española. Los problemas del PSOE con el PSC son notorios e incluso la estrategia del PP de Catalunya ha sido contestada por los barones autonómicos que no comparten la idea de la singularidad.

La estrategia de Mas le encamina hacia el desastre electoral. Sus iniciativas engordan a Esquerra y menguan sus apoyos. Los nacionalistas más radicales se aproximan a Junqueras y el voto sociológicamente más centrista se refugia en la indecisión y se aleja de los planteamientos que defiende el President. Una espiral que conduce al fracaso.
Por eso Mas quiere corregir el rumbo e intenta comprometer a Esquerra. Propone listas conjuntas para las elecciones europeas y pide que se integren en el Govern. Así ambos serían corresponsables de la gestión de la crisis y estarían a las duras y a las maduras. Porque ahora unos mueven el árbol y otros recogen las nueces.

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