Opinió

Casta

La irrupción de Podemos ha servido para que su fraseología se instale en el escenario político y para apropiarse de un notable espacio del mercado electoral. Su estrategia ha consistido en situarse en la izquierda radical y competir directamente con IU con tal éxito que en muchas localidades ha conseguido ganarles y alzarse con el santo y la peana para sorpresa de Cayo Lara y los suyos. IU ha visto con alarma cómo una formación que no estaba invitada a la fiesta le ha desbordado por la izquierda. IU, al decir de los nuevos, es parte de la casta, Podemos la combate y la denosta.

Podemos ha combinado recetas simples de neopopulismo, antieuropeísmo, antipartidos y antisistema, o sea anticasta, entendiendo como tal a los políiticos convencionales que han hecho de la política una profesión y que disfrutan de muchos privilegios que defienden con pasión. El concepto de casta fue popularizado en Italia para explicar los rasgos de comportamiento de los que viven del cordero. La casta son los políticos de siempre, esa clase endogámica , la de la puertas giratorias que permiten transitar desde cargos públicos a empresas estratégicas con consejos bien remunerados. Son esos grupos impunes a pesar de la corrupción desmadrada, marcados por la malversación de dineros públicos y la prevaricación.

Es el corporativismo más crudo y peyorativo que se asocia precisamente a la preeminencia de la casta, que haberla, hayla. La casta, en efecto, existe y tiende a perpetuarse. Nadie quiere renunciar a sus privilegios y en el supuesto de necesidad se negocia con lo que es de todos, porque esos elegidos lo consideran suyo. La casta ha disfrutado del poder y se resiste a dejarlo.

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