Opinió

Atender lo esencial y apremiante

Ante la avalancha de decisiones y acontecimientos que no sólo complican todavía más la ya complejísima situación a escala nacional, regional y mundial, contribuyendo además a ocultar o tergiversar lo que es relevante para los intereses a corto y largo plazo de la gran mayoría de la gente, creo oportuno manifestar que: A mí lo que me preocupa

-es que cada día mueran miles de seres humanos de hambre y desamparo al tiempo que se invierten en armas y gastos militares más de 3.000 millones de dólares. -es que el “barrio próspero” de la aldea global alberga sólo a un 20% de la humanidad, viviendo el 80% restante en un gradiente progresivo de precariedades, en condiciones adversas para la igual dignidad de todos.

-es que pretendan gobernar al mundo grupos oligárquicos integrados por los 7, 8,… 20 países más ricos y poderosos de la Tierra, sustituyendo un sistema democrático de 196 Estados por un sistema plutocrático inadmisible.

-es que 85 personas poseen una riqueza equivalente a la de la mitad de la humanidad (3.300 millones), terrible reflejo de las profundas desigualdades a todos los niveles. Cuando más necesaria es la cooperación internacional para apoyar el desarrollo, y paliar o evitar de ese modo el drama insoportable de Lampedusa, las pateras, los saltos de la valla de Melilla y Ceuta… resulta que todos los países “del bienestar” reducen drásticamente las ayudas… ¡Qué vergüenza!

-es conseguir una democracia genuina a escala mundial (con la refundación de las instituciones multilaterales adecuadas), regional (con la inmediata adopción en Europa de medidas que permitan que a la unión monetaria se añadan la unión política y económica de tal modo que sean los representantes de los pueblos y no los mercados, que han tenido la desfachatez, increíblemente tolerada, de nombrar gobiernos sin urnas en la propia cuna de la democracia, los que tomen en sus manos las riendas del destino común) y local (adoptando de inmediato las medidas oportunas para garantizar la independencia de los poderes judicial, ejecutivo y legislativo).

-es que, en España, en lugar de procurar pautas electorales que favorezcan una mejor representación parlamentaria, se sigan utilizando normas que a todas luces deberían reformarse, incluida, después de 36 años de vigencia, la Constitución española .

-es que el neoliberalismo imperante haya sustituido los valores éticos por los bursátiles, los “principios democráticos” por los mercantiles, la cooperación por la explotación y las ayudas por préstamos en condiciones draconianas.

-es que, en lugar de ser “libres y responsables” consigan mantener sumisos y dependientes a un elevado porcentaje de ciudadanos, que ahora ya disponen de tecnologías que les permiten levantar la voz y hacerse oír. Es irresponsable seguir deteriorando la habitabilidad de la Tierra, sin tener en cuenta la irreversibilidad potencial de muchos procesos que influyen en la calidad del medio ambiente.

-es que, a pesar de los descalabros,se sigue impulsando una economía de especulación, deslocalización productiva y guerra, en lugar de favorecer una economía basada en el conocimiento para hacer posible el desarrollo global sostenible y humano, que permita la puesta en práctica de las grandes prioridades a escala global: alimentación, agua, salud, ecología, educación, paz…

-es que no nos apercibamos de que hemos entrado en una nueva era en la que los seres humanos ya no vivirán confinados territorial e intelectualmente; en que la longevidad procurará una formidable experiencia que debe ser plenamente utilizada, pero depositando en personas menos añosas las funciones ejecutivas; en que los jóvenes, conocedores de la Tierra, con conciencia y ciudadanía global, contribuirán con su imaginación y su impulso a hacer realidad, por fin, el otro mundo posible que anhelamos. La inercia es el gran enemigo.

Es tiempo de acción… Por todo ello, propongo:

-La activa transición a una cultura de paz y no violencia desde la actual secular cultura de imposición, dominio y guerra.

-Adoptar una “Declaración Universal de la Democracia” (ética, social, política, económica, cultural e internacional), único marco en el que podrían llevarse a término los derechos y deberes humanos. Democracia a escala personal, local, nacional, regional y planetaria: esta es la solución para todos y para todo. La fuerza de la razón en lugar de la razón de la fuerza.

-Una movilización mundial, especialmente en el ciberespacio, liderada por las comunidades docente, científica, académica, artística, intelectual en suma, para que sea el poder ciudadano el que, en los albores de siglo y de milenio, inicie el “nuevo comienzo” que proclama la Carta de la Tierra.

– Ahora que tenemos conciencia global, medios para expresarnos con libertad irrestricta y un porcentaje proporcionalmente mayor de mujeres en la toma de decisiones, debemos descubrir e inventar nuevos caminos y esclarecer los sombríos horizontes actuales, para que el legado que debemos dejar a los que lleguen esté a la altura de la dignidad humana

“El neoliberalismo imperante ha sustituido los valores éticos por los bursátiles y los “principios democráticos” por los mercantiles”

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