Opinió

Listas

En los meses previos al 27-S hubo una gran movida por parte de CiU, todavía CiU, y ERC, en el plano de la comunicación para defender las ventajas de presentarse conjuntamente en una lista unitaria que terminó por fraguarse en la marca JxSí. Se trataba de priorizar el eje nacionalista al ideológico y maximizar la prima que la ley electoral brinda a los grupos más votados. Algunos defendían justo lo contrario, las ventajas de ir separados, fórmula que en teoría sumaría más.
Ahora no se va a repetir tan singular planteamiento y toda la creatividad anunciada se va a reducir a compartir algún elemento icónico y a formular una parte de las propuestas programáticas en común, de forma que se potencie la idea de que hay un acuerdo de fondo entre los que fueron JXSí. Convergència, por mútiples y evidentes razones, estaba interesada en repetir la operación, pero ERC también tiene sobrados motivos para optar por las listas separadas. Es una versión del juntos, pero no revueltos.
Con la separación de cuerpos, pero no de almas al decir de algunos, hay ganadores y perdedores. Gana ERC, mucho menos quemada por el proceso que Mas y CDC, alejada de los focos de la corrupción y menos afectada por el nuevo rumbo del catalanismo político. La ruptura de la coalición con Unió, con lo que queda de Unió, también resta.
ERC, en cambio, puede consolidar su voto y sumar algunos de la clientela más nacionalista de CDC, y de la CUP. Se dibuja un nuevo escenario, con fuerte descenso de los que fueron hegemónicos en Catalunya, CiU y PSC, y es probable que la emergencia de Ciudadanos dé un nuevo “sorpasso”.

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