Opinió

Fútbol

En su fase romántica el fútbol era pasión por unos colores, un sentimiento que acompaña por vida a los que hacían suyas las penas y alegrías del club elegido.Lo habitual es que esa asociación sea un matrimonio poco menos que indisoluble, un amor que se proyecta más allá de la fortuna o la desgracia deportiva. Eso es así, pero no es menos cierto que los éxitos deportivos sirven para hacer afición y para reforzar la devoción de los fieles, de hinchas y seguidores. Los equipos de fútbol vivían, unos mejor que otros, de los socios, abonados y taquillas. El resto  del presupuesto corría a cargo de los prohombres y mecenas de turno.
El fútbol espectáculo fue cobrando mayor dimensión y dio un salto enorme gracias a la televisión. Las marcas globales buscaron su lugar en un marco espléndido y lo regaron con millones. De ahí a la explosión del “merchandasing” hay un paso , que en las grandes entidades supone muchos millones. El márketing cambió la esencia del deporte y lo lleva a otro nivel, al menos en términos financieros.

Hoy la aportación de socios abonados es poco menos que marginal. Lo que crece son los otros rubros, los patrocinios, televisión, publicidad, comercialización. El fútbol, la parte que mueve el espectáculo , ya está en su fase financiera. Los petrodólares juegan hoy al fútbol, y lo hacen con fuerza.

Lo llamativo es que esa llamada no queda limitada a los cuadros ricos,los que tienen la TV detrás. También los pobres, los de segunda, e incluso algunos de segunda B, despiertan el interés de inversores. Un negocio sin retorno, salvo que se hagan oposiciones a escalar a los paraísos perdidos

Comentaris
To Top