Estas elecciones generales han dibujado un escenario parlamentario en que las fuerzas del cambio no han obtenido la mayoría. Se ha perdido una oportunidad histórica. En el Parlamento actual existe una mayoría de derecha, con 178 diputados, del PP, Ciudadanos, PNV, C.C y Justicia y libertad; y 172, PSOE, Podemos, UP-IU En Común-podem, Mareas, ERC, Bildu y Compromis-Podemos, que forman la izquierda. No es el alineamiento clásico de otros períodos: la realidad en Cataluña puede dejar al PP sin mayoría para gobernar. Los votos de izquierda son 12.456.000 y 11.665.000, la derecha, o sea casi un millón de votos más, pero 6 diputados menos, lo que demuestra lo injusto de la ley electoral: los escaños que, por votos, corresponden a UP-IU los tienen PP y Ciudadanos.
En Comú-Podem hemos sido la fuerza ganadora en Cataluña, con casi el 25% de los votos, 12 diputados. Allí donde se ha dado, los resultados de la confluencia son más beneficiosos para las fuerzas del cambio. Así ha sido en Cataluña, pero no podemos decir lo mismo del Estado: Podemos ha sacado 42 diputados, el 12´67% y 3,182.000 votos, las 3, confluencias suman 29 diputados el 7,98, % con más de 2 millones de votos, UP-IU, 2 diputados 3,67 % con casi 1 millón de votos. Esta fuerza es la más castigada por la ley electoral pues cada diputado le cuesta más de 460.000 votos. La suma de Podemos+confluencia+UP-IU, suman 6.126.000 votos, medio millón más que el PSOE. De la confluencia 3 diputados son de UP-IU, 2 de EUiA En Comú-Podem, y uno de La Marea de Galicia
El éxito de En común-poden está muy por encima de nuestras previsiones. El principal objetivo era echar al PP, pero, con estos resultados, es muy improbable. Los resultados globales son insuficientes para hacer el cambio necesario, lo que hubiese sido posible con las confluencias. De haberse realizado esta confluencia en todo el Estado, habría generado tal nivel entusiasmo que el debate sería si es Rajoy o Pablo Iglesias el candidato a presidente del Gobierno. De existir la confluencia entre Podemos-UP-IU, solo en Asturias, Cádiz, Córdoba, Granada, Málaga, Sevilla, Zaragoza, Las Palmas, San Cruz de Tenerife, Albacete, Ciudad Real, Guadalajara, Valencia, Murcia y Vizcaya, 15 provincias donde 13 diputados de Ciudadanos y 2 del PP, no hubiesen salido. Esos escaños serían de Podemos e IU-UP.
Los resultados negativos de UP-IU satisfacen a los intereses económicos del Ibex-35. Pero para hacer el cambio necesario, derrotar al PP y sus políticas, hace falta una mayoría absoluta en el Parlamento. Los diputados de IU-UP que no han salido, los ocupan los de Ciudadano y PP por la Ley electoral. Y así no hay suficientes votos para derogar las reformas laborales, asegurar las pensiones, poner en marcha la renta básica, acabar con la austeridad y los recortes, etc.
Los resultados tenían que haber sido otros, pero son los que son. Hay que ver cómo encaramos el futuro. El cambio no vendrá solo de las instituciones; la sociedad civil organizada es necesaria. Necesitamos un instrumento unitario para fortalecer la actividad en la sociedad y llegar a las gentes sencillas, para que entienda la necesidad del cambio; de lo contrario, el proceso de involución en lo político y social continuará.
En la instituciones se aprueban leyes y presupuestos, y esto siempre dependen de la correlación de fuerzas. La gente vota sin informase de los programas, ni de la trayectoria de las fuerzas políticas que se presentan, ni qué intereses representan y defienden. Lo popular sobre la política entre la gente es que todos los políticos son iguales y van a enriquecerse. Es verdad que hay mucha corrupción, pero se olvida que mientras haya corruptores, habrá corruptos. Se trata de luchar contra las dos caras de esta lacra del sistema, denunciar y no votar a los partidos que tienen corruptos y los amparan.
Si no intervenimos, lo dejaremos en manos de unos pocos privilegiados. Quien pase de la política debe entender que la política no pasa de él. Con la confluencia podemos cambiar la realidad con una sociedad civil organizada, confiar que los medios de comunicación y las redes sociales de las que hay hacer mayor uso, no van a ser los instrumentos principales para el cambio, sin la participación de la sociedad civil organizada y sin confluencia política, es una equivocación.
Sin cambio, continuarán los recortes, el empobrecimiento y las desigualdades se incrementarán y quienes más tienen seguirán aumentando su riqueza. Ahora toca sacar conclusiones para decidir qué camino tomar. Los intereses comunes y sociales deben prevaler sobre el protagonismo y el partidismo, pero todo ello debe ser compatible con el respeto a los principios y valores de cada uno, a sus señas de identidad. El futuro del progreso y el avance social depende de ello. Unidos para frenar la barbarie donde nos están llevando aquellos a los que lo único que le importa, es acumular riquezas a costa el empobrecimiento de la mayoría.
“Sin cambio, continuarán los recortes, el empobrecimiento y las desigualdades se incrementarán”
