Opinió

Resultados del acuerdo Junts pel Sí-CUP

El resultado final de la negociación entre la CUP y Junts pel sí, lo considero decepcionante. Es una decisión que la CUP pagará cara. La contrapartida es asegurar el proceso hacia la independencia de Cataluña, que el tiempo demostrará que no es real. Convergència forma parte del sistema y sus intereses de clase prevalecerán siempre sobre otras cuestiones, incluida la nacional. Su dirección es gente profesional de la política y fiel servidora de la burguesía catalana. Siguen afiliados a CDC sus imputados por corrupción, incluidos los procesados y condenados; no tengo constancia de la expulsión de ninguno.

Decepcionante decisión porque ha priorizado unos compromisos irrealizables. La independencia solo puede conseguirse de dos formas: 1) conquistando previamente el derecho a la autodeterminación (y para ello es condición reformar la Constitución, pero los resultados de las elecciones generales imposibilitan esa reforma: PP, PSOE y Ciudadanos suman una mayoría clara que lo impide).  2) Desobediencia en la aplicación de las leyes del Estado para construir la republica catalana. Opción que CD a la hora de la verdad  no asumirá. El incumplimiento de las leyes vigentes supondría  inhabilitaciones y procesos penales que podrían acabar en cárcel, y ningún dirigente convergente correrá ese riesgo. Proceso, además, sin apoyo internacional de ningún tipo.

Ser anticapitalista implica el análisis objetivo de la realidad: 18 meses son insuficientes para conseguir los objetivos de la independencia. Para ello debe analizarse el papel de las clases sociales. Las riendas del proceso las tiene CD, cierto que ERC y otros ponen condiciones, así como la CUP; pero una vez designado Govern y president, los condicionantes no vendrán de la CUP, sino que será el Govern quien decida los temas importantes de debate parlamentario, se harán en el grupo parlamentario y la CUP quedara fuera de juego, poco podrá incidir y menos condicionar.

Además, Artur Mas estaba acabado políticamente y, de presentarse a otras elecciones, hubiese sufrido la mayor derrota electoral, como ya ocurrió en las generales. Pero este acuerdo le ha dado vida y fortaleza, credibilidad, ahora desde el partido controlará el Govern. Todo lo contrario de como lo ha presentado la CUP.

El proceso estará condicionado por Mas y Convergència, que asegurarán que la orientación economía del Govern no se desvíe por otros derroteros, que tampoco es  condición ni de ERC y de Romeva. Y, por lo tanto, este Govern seguirá siendo fiel servidor de los intereses de la gran y mediana burguesía catalana. Los cambios sociales y legislativos se aplazan para la  Cataluña independiente. Y, mientras, el Govern continúa con los presupuestos de recortes y austeridad, con las políticas que siempre apoyaron siendo fieles aliados del PP y PSOE.

Las contrapartidas no cambian nada, serían las condiciones mínimas de ERC y el sector de Romeva  para estar en el Govern. Lo importante para CD es mantener las privatizaciones de servicios públicos y las subvenciones a la enseñanza y la sanidad privadas. Los presupuestos serán continuistas y la política laboral clasista como se hace, y se ha hecho siempre, desde la  Conselleria  de Treball. Estos son los temas importantes para Convergència, que siempre utilizó la inspección de trabajo y seguirá haciéndolo; el Departament de Treball de la Generalitat tiene las competencias traspasadas, y debería velar por el cumplimiento de las leyes laborales en las empresas. Hoy se dan inmensas bolsas de fraude en la contratación, especialmente en las ETT, y  en las en las empresas donde no hay presencia de los sindicatos de clase.

Todo por el proceso hacia la independencia, cuando lo primero que ha dicho el nuevo president de la Generalitat es que no habrá declaración unilateral de independencia. El Govern y el Parlament podrán en marcha medidas para ir creado estructuras de estado, que serán impugnadas por el gobierno del Estado o por el PP y Ciudadanos, y el Tribunal Constitucional las anulará como lo está haciendo, acatando el Govern y el president sus decisiones. La CUP  y ERC sufrirán un desgaste y pérdida de apoyo porque la gente esperará, pero no siempre. Y, así, con desencanto, de aquí a 18 meses no habrá ningún referéndum para que los catalanes votemos la republica catalana, porque es contrario a las leyes del Estado y Convergència no las desobedecerá. Lo coherente es aprovechar esta correlación de fuerzas donde casi el 80% de los catalanes defendemos el derecho a decidir, para forzar un acuerdo con el Estado, beneficioso para Cataluña.  ERC y CDC deben abrir ese proceso negociando para después someterlo a referéndum. Es evidente que para ello en el Estado no puede continuar gobernando el PP.

“De aquí a 18 meses no habrá referéndum para que votemos la republica catalana, porque es contrario a las leyes del Estado y Convergència no las desobedecerá”

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