Envejecer

Publicat el 05 de setembre de 2011 a les 17:32
Actualitzat el 08 de juny de 2018 a les 10:29
Llegar a los 100 años cada vez es menos noticia. En 2010 existían en España un total de 7.152 personas que superaban la cota del siglo de vida y de ellas 1.407 residían en Catalunya. En tan sólo diez años el número de centenarios se ha multiplicado por 2.35 y la longevidad, especialmente en Catalunya, se ha disparado de forma progresiva y ese club selectivo de los centenarios no cesa de crecer. Esa carrera de resistencia la ganan de forma clamorosa las féminas. Más del 70% de los longevos son mujeres, lo que se atribuye a factores hormonales, cardíacos, cromosómicos y de comportamiento. Los avances médicos y las mejores condiciones de vida son para todos, pero el género femenino desmiente una y otra vez el estereotipado calificativo de débil. La realidad va por otro lado y las bisabuelas dominan de forma avasalladora. Y está claro es que el aumento de la esperanza de vida, una conquista de la sociedad del bienestar, está cambiando la estructura de la sociedad. El poder gris, ese ejército de pensionistas, cada vez más nutrido y  en mejores condiciones, va tomando conciencia de su creciente poder social  de su capacidad para decidir cualquier elección, y por eso todos los partidos no dudan en mimarlos con promesas que luego no acostumbran a cumplir. La geografía catalana es un mosaico diverso y ya registra numerosos municipios, especialmente de la Catalunya interior desindustrializada, en los que un tercio de sus ingresos proceden de la Administración en forma de pensiones, desempleo y otras ayudas sociales, una solución solo sostenible por la pujanza de otras zonas más dinámicas. Envejecer tiene un precio.