Con el descenso matemático a Segunda B al acecho (puede consumarse el domingo en El Molinón), el Centre d’Esports continúa acumulando capítulos polémicos. El último, la previsible marcha del director deportivo, José Antonio Gordillo, quien anunció su precipitado adiós antes de concluir el campeonato liguero. Y lo hizo lanzando envenenados mensajes a la cúpula del club, en concreto al presidente Keisuke Sakamoto. “Claro que tengo mi responsabilidad y me duele la situación, pero parece que sea el único apestado y aquí han sucedido muchas cosas de las que el responsable es el presidente. Él conocía desde el principio los problemas y no hizo nada. Guardo todos los mails que le mandé desde el mes de agosto. Me recortaron más de medio millón de euros para la plantilla». Según Gordillo, “apenas podía llegar para 17 jugadores, tuvimos que completar la plantilla con cedidos y fichas bajísimas, incluso por debajo de los 60 mil euros. Clubs como el Lugo o la Ponferradina nos quitaron futbolistas. Yo había hablado con David Rodríguez (Alcorcón), Bryan Rodríguez (Betis) o Iriome”. Se planteó dimitir aunque Sakamoto, asegura, le prometió dinero antes del 31 de agosto para fichar dos jugadores de cierto nivel. Ese dinero nunca llegó. “Encima se lesionó Longás y después se encadenaron las bajas de Tamudo o Juanjo. Cinco cartílagos en un año, es increíble. Con la vorágine de la temporada decidí seguir adelante, pensando que pese a todo había plantilla suficiente para mantenerse sin problemas. Además, en diciembre llegaron Aníbal y Clerc y podíamos hacer casi el mismo once que la temporada anterior luchó por el playoff hasta el final”. Cuando se planteó el cambio de entrenador tras el cesde de Olmo, el esperpento alcanzó cotas surrealistas. “Presenté una lista con varios entrenadores: Carreras, Sergi Barjuán, Oscar García, Juan Carlos Mandiá, Tevenet e incluso D´Alessandro. De ellos, Carreras y Oscar se descartaron y los otros quedaron fuera porque Sakamoto los vio caros. Surgió la opción de Alex García, a quien yo conocía, y vino por ser el más barato. Pienso que puede ser un buen técnico para un proyecto nuevo, pero aquí no cuajó”. Después llegó Mandiá no sin suspense. “Estaba todo hecho y él esperando en el hotel para ir entrenar cuando Sakamoto dice que quiere a Roger García. Entonces estaba dispuesto a dimitir, pero al final cedió y fichamos a Mandiá. Estoy convencido de que llegando antes nos hubiéramos salvado. Es un hombre muy serio y profesional”. Lo más curioso es que hace un mes, el club, a través del consejero Antonio Reguant, les ofreció a Mandiá y Gordillo la renovación por tres años si eludían el descenso. “Estábamos muy ilusionados aunque a mí me chocaba un poco por mi mala relación con Sakamoto, inexistente desde octubre
“. Después llegaron las derrotas fatídicas ante Alcorcón y Tenerife y todo se fue al limbo. Gordillo entiende que el club ha apostado por Javi Pérez de cara a un futuro que ve muy incierto, con impagos de dos meses a los trabajadores. “Prefiero irme ahora, coger aire y estar con mi familia”. Lamenta, eso sí, que “nadie del club ha dado la cara por mi cuando saben que he trabajado como un burro durante estos meses pese a la grave situación”.
