El 14 de julio de 1975 el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón inauguró Ciudad Badia, una gran ‘mole de hormigón’ o ‘ciudad dormitorio’(como se le ha llamado) formada por 5.793 viviendas en las que viven más de 13.000 personas en apenas un kilómetro cuadrado. Una pequeña España. En 1961, el Gobierno aprobó el Plan Nacional de la Vivienda, que preveía la construcción de doce mil inmuebles. El Instituto Nacional de la Vivienda (INV), actuó como contratista, y la Obra Sindical del Hogar, como ejecutor de la obra.
Los alcaldes de los municipios colindantes (Ripollet, Cerdanyola, Sabadell, Montcada y Barberà) se negaron a la construcción del polígono en los terrenos previstos. Propusieron una alternativa a la concentración, sugiriendo la distribución de las familias que precisaban vivienda social entre los distintos municipios. No les hicieron ni caso. El origen de Badia tampoco se escapa a un cierto espíritu mítico. Según algunas fuentes orales, una condesa cedió unos terrenos familiares para la construcción de un barrio que cubriera las necesidades de personas sin casa.
