Creo que por aquí hablamos mucho de los problemas del tercer mundo, que son graves y que afectan a una gran parte de la humanidad, que se ve sin los recursos necesarios para subsistir, sin la atención sanitaria mínima, sin una educación que pueda sacar a estas personas de la miseria, con una alimentación deficiente y con enfermedades que en el primer mundo hace ya muchos años que están erradicadas. Pasan los años y una ve que todavía existen muchos países que avanzan muy lentamente o que están estancados. Los medios de comunicación nos ofrecen a diario imágenes y artículos que nos deprimen porque vemos que el mundo sigue siendo un mercado de injusticias.
Como digo, hablamos con razón del tercer mundo, pero es que también hay lo que se calificó como cuarto mundo, es decir, ese mundo que tenemos aquí mismo, en Catalunya y en nuestra ciudad. Son aquellas personas que, por distintos motivos, van quedando al margen del bienestar de que gozamos la mayoría de sabadellenses, aunque sea en distintos grados. Así, leer que en Sabadell tenemos más de un centenar de ciudadanos que viven en la calle o en infrahabitáculos es un choque emocional que remueve la conciencia de cualquier persona con un mínimo sentido solidario. Es una desgraciada realidad que no está a miles de quilómetros de nuestras casas, sino que la tenemos aquí mismo y por la que todos deberíamos sentirnos aludidos.
Dice el diario que el Ayuntamiento de Sabadell lidera un proyecto para la reinserción de estas personas sin hogar, lo cual me parece estupendo y necesario, que además demuestra un sentido solidario que merece mi aplauso y el de la inmensa mayoría de sabadelenses.
