Las listas de espera no son nuevas, fueron creadas a principio de los 90 cuando Jordi Pujol presidía la Generalidad de Catalunya. Desde entonces han ido en aumento, nunca se intentó eliminarlas. Son causa de sufrimiento de miles de personas, y repercuten económicamente en los presupuestos sanitarios.
El tiempo de espera para una operación, según ‘El Periódico de Catalunya’ supera los doce meses, teniendo prioridad las más urgentes. En junio del presente año eran 164.222 pacientes, de los que 33.835 tendrían que ser operados antes de 180 días. Son enfermos graves con riesgo de muerte. Cientos de personas han muerto esperando la operación, mayoritariamente personas mayores.
La Lista de espera para un especialista afecta a 449.327 personas, 134.000, superaran los 3 meses, datos de principio del 2017, llegando con frecuencia a 1 año
La cuestión es: ¿Cómo afecta la espera de operaciones y visitas a especialistas?, ¿qué cantidad de usuarios van a urgencia y médico de cabecera, por el agravamiento de su enfermedad o lesión?
¿Cuántos medicamentos consumen para paliar el sufrimiento los miles de personas que tardan meses y años en ser atendido por su especialista o para ser operado?
¿Qué gasto tiene la Seguridad Social con el pago de las bajas laborales causadas por las listas de espera?
Todo este gasto público debe cuantificarse, y seguro que es una cantidad importante que se ahorraría la Seguridad Social si no existieran las listas de espera, tanto en medicamentos como en personal por las visitas a urgencias y médicos de cabeceras en los Cap.
Las medidas para erradicar las listas de espera perjudicarían la sanidad privada, que hace negocio con la salud pública. Los de Convergència i Unió nunca hicieron nada para reducirlas, como tampoco el gobierno actual, la diferencia del 2016 al 2017 es de 604 pacientes, un porcentaje insignificante, ante un problema de esta envergadura.
El proceso de independencia está ocultando los problemas sociales y laborales. Todo lo resolverá la republica catalana, pero esta no llegará sin república federal española. Se oculta esta realidad para seguir manteniendo un gobierno continuador de la política de Artur Mas, con pequeños retoques.
El tiempo de espera que se publica es mentira, hay un tiempo no cuantificado que llega a superar el año y medio, desde que el médico de cabecera envía al enfermo al especialista de referencia, se hace las pruebas, se programa la operación, y se incorpora a la lista de espera estando en ella tres meses, los más graves hasta año y medio.
Las personas con recursos se van a la medicina privada para no seguir padeciendo estos problemas, los centros privados son los beneficiados, creciendo de manera considerable en los últimos años, casi un tercio de la población ha contratado un seguro privado.
El exconseller Comín se ha dedicado a hacer publicidad con sus planes para el futuro, pero la situación sigue igual, el sector privado haciendo negocio con la salud y los trabajadores pagando las consecuencias de ser usuarios de lo público, las políticas siguen siendo la mismas. Sin listas de espera habría ahorro en la sanidad pública, y cientos de miles de personas dejarían de sufrir esperando una operación; pero los intereses de la sanidad privada prevalecen sobre los derechos de las personas.
” Casi un tercio de la población ha contratado un seguro médico privado”
