– N. Garcia –
Hace 25 años, un sábado 8 de diciembre de 1990, ETA cometió en Sabadell el atentado más sangriento realizado contra miembros de la Policía Nacional. Un coche bomba situado frente al número 9 de la calle de Josep Aparici, en la confluencia de ésta con la calle de Ribot i Serra, cargado con 40 kilos de amonal y abundante metralla, mató a seis agentes de la Comisaría de Sabadell que se dirigían en una furgoneta a prestar servicio en un partido en el estadio de la Nova Creu Alta.
La bomba dejó rotas a seis familias y 13 huérfanos. Tan sólo dos de los ocho agentes que estaban en el interior del furgón policial en llamas lograron salvar la vida y uno de ellos perdió una mano. Ocho vecinos próximos al lugar de la explosión resultaron heridos, 333 ventanas saltaron por los aires en mil pedazos de cristales rotos y 47 vehículos resultaron afectados por la explosión en mayor o menor grado. En total, la detonación causó daños a unas 400 familias. Dejó un «escenario de guerra», según coincidieron en calificar todos los testigos. El coche bomba, que fue abandonado a las 14.30 horas, se accionó a distancia sobre las 16.45 horas, haciendo explosión al paso de la furgoneta policial que había partido de la Comisaría y que se dirigía al estadio de la Nova Creu Alta para prestar servicio de seguridad en el partido de fútbol Sabadell-Málaga, que debía comenzar a las seis de la tarde.
En la edición de papel, dedica un amplia información con la hemeróteca de ‘D.S.’