Aunque los datos de ocupación hablan de un descenso del paro, los informes sociales no apuntan una mejora de las condiciones laborales. La memoria del 2016 de Creu Roja señala la precariedad laboral como una de las causas de la exclusión social crónica. Ante este panorama, la organización ha hecho un llamamiento al tejido empresarial para revertir la situación. El año pasado Creu Roja Sabadell atendió a 10.561 personas, una cifra que se mantiene estable respecto al 2015 en un escenario de cronificación y feminización
de la pobreza.
El 41,3 por ciento de las familias atendidas por Creu Roja que tienen un ingreso mayoritario por trabajo, «no pueden cubrir todas sus necesidades básicas». El estudio de L’Observatori de la organización pone de manifiesto que pese a la recuperación económica «seguimos sufriendo un crecimiento desigual», apunta Antoni Aguilera, presidente de Creu Roja Catalunya.
En este sentido, se indica que ha crecido la brecha entre las denominadas clases medias y las que cuentan con más ingresos. De la misma manera, se indica que el límite entre poder vivir una situación autónoma o caer de forma inevitable en la exclusión permanente también se ha diluido, incluso entre las personas que tienen empleo aunque en condiciones muy precarias. Los datos indican que el 32,1 por ciento de las familias cobra entre 301 y 600 euros mensuales, y que un 52,4 por ciento de las personas que tienen trabajo también tienen deudas pendientes.
Se advierte, asimismo, que6 de cada 10 personas de las que trabajan con contrato laboral percibe un salario mensual por debajo del salario mínimo interprofesional, que el año pasado se fijaba en los 655,2 euros. Por tanto, el 87,6 por ciento de las familias están ingresando cada mes menos de 1.000 euros y tienen hijos entre los 0 y los 16 años.
