Cuatro jornadas después y tras dos derrotas consecutivas en la Creu Alta, el Sabadell volvió a celebrar una victoria con su afición. Un 3-0 ante el Olot que puede parecer cómodo, pero en realidad fue mucho más complicado y con momentos de zozobra. Los de Miguel Alvarez, que hizo debutar a Sandro Toscano, tiraron de eficacia para golear después de un partido gris en cuanto a juego. Incluso se escucharon pitos del público en algunas fases. De hecho, en la primera mitad el único tiro entre palos besó la red de Wilfred. El meta visitante poco pudo hacer ante el disparo de Marc Fernández en el minuto 26 que entró tras tocar en el poste derecho. Fue un chispazo individual entre errores e imprecisiones. Tuvo mayor protagonismo Craviotto desbatando un par de llegadas de un Olot que evidenció su falta de pegada. La segunda mitad arrancó todavía peor. Marcel acarició el empate por dos veces, la primera abortada por Yeray bajo palos. Sin embargo, del posible 1-1 y enfado de la afición se pasó al 2-0 y el sosiego. Un golpe franco lanzado por Batanero, instantes antes de ser sustiuido por Adama, lo remató a placer Valentín (m. 65) en el área culminando así una acción ensayada. Entonces sí dio síntomas de rendirse el Olot y los arlequinados jugaron mucho más relajados. Miguel Alvarez también dio entrada a Agus Medina, actuando por el carril derecho. Precisamente una internada suya acabó con asistencia a Manel para redondear con el 3-0 y volver a marcar. No lo hacía desde su prometedor debut ante el Eldense. Era el minuto 71 y el partido prácticamente acabó ahí. Incluso pudo llegar algún gol más que evitó Wilfred. Tres puntos importantes que aunque no sirven para mejorar posición en la tabla, sí amplian la diferencia con la zona baja y acortan distancias con los puestos de privilegio, ahora a 6 puntos. Aún se está a tiempo aunque será obligada una mejoría en el juego y ganar a rivales como el Hércules, el próximo domingo (17h.) en el Rico Pérez donde causarán baja segura, por sanción, Lucas Viale y Marc. Éste, además, se retiró con problemas en un tobillo. Como anécdota, la Creu Alta registró una de sus entradas más flojas de la temporada con sólo 1.837 espectadores. La falta de motivación empieza a pasar factura.
