Opinió

Mundial

Se pone hoy en marcha el Mundial-2010, el gran festival en el que una serie de selecciones que han superado diversas fases clasificatorias se disputan la jerarquía futbolística planetaria. Durante un mes las cadenas televisivas que han adquirido los derechos de retransmisión van a ofrecer los encuentros, los de máximo atractivo y los otros, una ensalada que hará las delicias de algunos, hartará a otros por razones de saturación y provocará no pocos problemas domésticos para apropiarse del mando a distancia.
Hasta hace unos años, España estabaraba entre las selecciones con posibilidades de dar la sorpresa, si bien en la mayoría de veces lo que daba era la espantada. Ahora,  España figura en todas las apuestas como una de las candidatas a hacerse con el trofeo:  la avalan el triunfo en la última Eurocopa y un largo rosario de victorias protagonizadas por una generación de “jugones” en plena madurez, que aman el balón y que vertebran un bloque de calidad que puede marcar una época.

El fútbol, pan y circo, sigue siendo un argumento para cohesionar la sociedad siempre que los resultados ayuden. Eso es sobradamente conocido por los especialistas en psicología de masas y no debe ser una casualidad que se haya fijado  el debate sobre el Estado de la Nación tres días después de la gran final. Si suena la flauta del jolgorio colectivo, el tono ambiental será mejor. Lo cierto es que en muchas disciplinas deportivas España es muy competitiva.
La polémica hasta el momento se centra en la prima por lograr la victoria. Si se gana, la cantidad pasará a segundo plano y, si se hace un mal papel, no habrá un desembolso llamativo. Así que esa es una discusión menor.

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