Opinió

Podemos no se presenta a las municipales

Podemos no se presenta en las elecciones municipales del 2015 por una decisión adoptada por miles de personas en la Asamblea Ciudadana celebrada a finales del 2014. Una medida lógica teniendo en cuenta, de una parte, que se trata de un partido que acaba de nacer y, de otra, que se ha construido de arriba abajo, lo que explica que aún no disponga de la estructura organizativa necesaria para controlar que las candidaturas de 8.177 municipios se ajusten al ADN de Podemos y garantizar que no se infiltren advenedizos y “paracaidistas”. En ese estado de cosas, lo aconsejable en esta primera etapa es una hoja de ruta marcada por la consolidación del partido y las elecciones generales con el objetivo de echar a los corruptos partidos de la casta y servidores del poder económico (PPSOE, con la impagable colaboración de otros como CiU y PNV) cuyas políticas están llevando a millones de familias a situaciones dramáticas.

Eso no quiere decir que Podemos “pase” de las elecciones municipales, todo lo contrario. Podemos comparte con mucha gente el objetivo del cambio y por eso colabora en la creación de confluencias de fuerzas políticas y sociales en los municipios, como por ejemplo en Barcelona o Terrassa, alentando procesos ciudadanos abiertos, dinámicas capaces de imprimir el trabajo y la voluntad de transformación política y social en candidaturas ciudadanas, pero rechazando los modelos de candidaturas que reproducen prácticas de la vieja política como la sopa de siglas o la negociación de cuotas entre partidos, utilizar el concepto de candidatura ciudadana para encubrir un reparto de poltronas es prostituir el concepto. Estas no son candidaturas a las que Podemos ofrezca su apoyo.

Para conformar candidaturas ciudadanas, existen unas líneas rojas como las listas abiertas; la paridad de género; que no sea, ni parezca serlo, una suma de siglas; limitación de sueldos y mandatos; la revocación; no ser meras candidaturas de activistas y movimientos haciendo política-estética para sí, sino candidaturas de mayorías, con un lenguaje laico y de ofensiva, asumiendo el terreno de lucha político-electoral y sus parámetros que quieren vencer para hacer del hartazgo, ilusión y del descontento, poder de la gente, combatiendo la corrupción en los municipios y poniendo en marcha planes integrales para erradicarla de la gestión de Ayuntamientos y empresas públicas locales, en definitiva, propiciando un modelo de gobierno municipal transparente y honesto con la gestión de recursos humanos, sociales y económicos, participativo, que apueste por los servicios públicos, etc..

Y si la confluencia no es posible y sectores de inscritos de un municipio apuestan por ir a las elecciones municipales, queda la agrupación de electores, una fórmula abierta que también es independiente de Podemos. En cualquier caso, en ambos supuestos, las personas se presentan siempre a título individual, por eso Podemos insta a ser extremadamente escrupulosos a la hora de vincularse a tales candidaturas insistiendo sobre ello a quienes tienen responsabilidad orgánica y competencias de representación y sobre todo a los Secretarios/as Generales, tanto por posible colisiones de intereses como por evidentes razones de dedicación y así lo han entendido en Barcelona o Terrassa, dejando el protagonismo a la ciudadanía porque a eso es de lo que se refiere el empoderamiento, no a un reparto de sillas.

Como es conocido, en Sabadell no ha sido posible ese tipo de confluencia para una candidatura ciudadana (Barcelona no ha cedido el nombre de “en comú” por esa razón) creándose un híbrido entre una coalición de partidos con graves problemas internos y parte de la dirección de otro partido con graves desencuentros con sectores de sus bases. Irregularidades, improvisaciones y opacidades que han marcado todo el proceso y cuyas negativas consecuencias no pronostican nada bueno para la candidatura. Confundir a la ciudadanía, difundiendo que Podemos es parte o apoya a una determinada coalición en Sabadell para arañar un puñado de votos, siendo mentira, dice mucho del talante y los intereses de quienes lo hacen.

Con ese escenario y esos antecedentes, inscritos y simpatizantes de Podemos deben tener presente: primero que por encima de cualquier otra consideración, la prioridad número uno es la consolidación de la organización en nuestra ciudad con la vista puesta en las elecciones autonómicas y generales por lo que las elecciones municipales no pueden convertirse en el árbol que impidan ver el bosque; segundo que respecto a ellas existe libertad para abstenerse o votar a cualquier candidatura aunque por coherencia conviene valorar la compatibilidad de los programas con las líneas rojas de Podemos; tercero que es potencialmente denunciable utilizar Podemos en favor de una candidatura determinada y cuarto, que sea cual sea la decisión personal no supone ninguna deslealtad, porque Podemos no se presenta a las elecciones municipales.

“En Sabadell no ha sido posible ese tipo de confluencia para una candidatura ciudadana”

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