Opinió

Prensa

La anterior edición de D.S. llevaba un número redondo, el 9000, lo que tiene un valor importante más allá del simbolismo que puede representar: el valor de la resistencia, de la capacidad para hacer frente a una crisis durísima que ha afectado de manera extraordinaria al modelo de negocio en el que vive la prensa escrita. Desde hace unos cuantos años los periódicos se han visto obligados a remar con fuerza para asegurar la más que compleja supervivencia financiera. Su objetivo primario ha sido, ni más, ni menos, que resistir en un entorno enormemente difícil.
La larga crisis ha mordido fuertemente a la vieja prensa de papel y ha dejado en la cuneta a muchos proyectos en el mundo de la comunicación escrita. La crisis económica global recortó el capítulo de los ingresos publicitarios, fundamento del negocio y piedra clave en su viabilidad, y en menor grado también afectó negativamente a la difusión y venta de periódicos. A ello hay que sumar la creciente competencia de un mundo que se abre paso: la prensa digital. Un doble reto, el de la doble crisis.
Pero las crisis se superan y el papel tiene un puesto en el futuro. Estamos en un mundo en proceso de cambio, al que no es ajeno la prensa comprometida con su entorno, con

sus lectores y anunciantes. Informar de lo que sucede y cimentar los valores de un sociedad que vive en permanente transformación son parte de su responsabilidad. Ese es el compromiso que marca el rumbo del ejercicio de informar, la razón de ser de la prensa.
El 9000 tiene el peso de una larga trayectoria, es parte de nuestra historia. Pero los importantes son este 9001 y siguientes.

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