Ciutat

Un hombre de 93 años pide que le dejen vivir en una casa de Torre-romeu

Rafael, sentado en la silla, junto a sus amigos y sobrinos el lunes en la vivienda que debe abandonar
Rafael, sentado en la silla, junto a sus amigos y sobrinos el lunes en la vivienda que debe abandonar / ESTEVE BARNOLA

– Y. R. –

Una sentencia judicial obliga a Rafael Valle, de 93 años, a abandonar la casa en la que reside desde hace más de 60 años. El inmueble lo construyó en una finca que su padre arrendó y que ahora la propiedad quiere recuperar. «Llegué a Torre-romeu con 30 años y me dijeron que alquilaban unos terrenos agrícolas así que mi padre los arrendó a una señora de Barcelona», explica Rafael Valle.

Este hombre de 93 años tiene que abandonar la casa en la que reside antes del día 31 de este mes, después de que el pasado lunes se suspendiera la orden de desahucio que pesa sobre él porque la propiedad quiere recuperar las tierras en las su padre construyó la casa en la que todavía reside. Tras la muerte de su padre, Rafael dice que llegó a un acuerdo verbal con la propietaria para seguir viviendo en la finca en la que «tenía vacas, cerdos y cultivaba trigo y cebada», recuerda. Rafael alternaba su labor como lechero en Torre-romeu con su trabajo en una fábrica. Años después «me dijeron que podía quedarme en la finca sin pagar y hasta hoy».

El lunes la comisión judicial se personó en la vivienda con la intención de que Rafael abandonara la finca. Finalmente, suspendieron el lanzamiento hasta final de mes. Rafael es soltero, no tiene hijos y declara que «si me voy de aquí no tengo otra residencia a la que trasladarme y tampoco puedo ir a vivir con mis hermanos porque uno tiene 96 años y otro 92». Sus tres sobrinos le acompañaban el lunes junto a Montserrat Naveira, mediadora social de la entidad La Personas Primero.

Naviera considera injusto que desahucien a este hombre y anuncia que «contactaremos con el Ayuntamiento y con abogados para ver si se puede llegar a un acuerdo con la propietaria».Rafael pide que «me dejen vivir aquí hasta que me muera». Acompañado de algunos de sus familiares y amigos, manifiesta que no necesita ayuda de los servicios sociales porque «aquí vivo bien. Me valgo por mí mismo. Yo limpio y cocino y cuido de mis perros y gallinas».

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