Opinió

Centre Obert: ¿quién teme la consulta popular?

Hay quienes siguen empeñados en dar una visión distorsionada sobre lo que las asociaciones vecinales del Distrito 3, y en particular la de La Plana de Pintor, han manifestado respecto a la ubicación del equipamiento “Centre Obert”. No es casual. Pero debe insistirse que las asociaciones vecinales y el movimiento vecinal han aplaudido la iniciativa por entender que la dotación de este tipo de equipamiento (que no es ningún invento del actual Equipo de Gobierno) por toda la ciudad y más en una época de crisis donde afloran un conjunto de problemas entre sectores infantiles/juveniles a los que debe darse respuesta. La discrepancia no es sobre las bondades de esos equipamientos. Ahí todos coincidimos. No es ese el problema.
Y resulta sorprendente que se simplifique el argumentario vecinal acusando solapada o directamente al vecindario de posiciones seudorracistas. No es el mejor método para conseguir complicidades para un proyecto, atacar con falsedades a quienes opinan de forma distinta. En general, la actuación de las administraciones a la hora de tratar la problemática intercultural suele girar entre la inacción y el paternalismo y, como mucho, con políticas reactivas cuando las cosas desgraciadamente se desmadran. Y conviene traer a colación que los avances de la extrema derecha en Europa y que se están incubando por estas tierras, en buena parte, son fruto de esas nefastas políticas que a la postre están sirviendo de caldo de cultivo para posiciones fascistoides, porque se perciben como generadoras de agravios, abriendo las puertas a los falsos salvadores de la patria con soflamas que afirman que resolverán todos los problemas habidos y por haber de un plumazo.
El problema aquí y ahora sobre el Centre Obert es de diagnóstico respecto a la zona en particular y de esa medida propuesta. En síntesis, desde el Equipo de Gobierno vienen a decir que la zona no está tan degradada como afirman los/as vecinos/as y que, en cualquier caso, un centro de estas características será un factor de regeneración del complejo entramado social que existe. Por su parte vecinos/as, (que más allá de asépticos estudios y encuestas realizados por quienes generalmente desconocen las interacciones que se producen sobre el terreno), tienen conocimiento de una realidad conflictiva acumulada por los años de vivencia, consideran que un centro de estas características en ese lugar, probablemente echaría más leña al fuego que sobre el papel se pretende apagar.
No se discute la buena voluntad de la administración, en todo caso se cuestiona su buen juicio, su falta de sensibilidad para aunar consensos (los técnicos presentaron el proyecto a la asociación vecinal sin margen de participación) y su falta de cintura del regidor para gestionar un conflicto originado por una decisión unilateral. Como tampoco nadie mínimamente informado puede cuestionar la buena voluntad del vecindario, por ser los primeros interesados en eliminar “guetos” como el de esa zona, proponiendo que el Centre Obert se ubique en cualquiera de los espacios susceptibles de ser utilizados en el Distrito 3 e incluso junto a la sede de la AV de La Plana (a 1000 metros del lugar previsto).
En ese estado de cosas, y existiendo un evidente desencuentro entre vecindario y administración, y salvo que alguien proponga una solución mejor, que no sea la del “ordeno y mando”, la solución democrática que puede y debe utilizarse para salir del atolladero es la consulta popular. La participación y el empoderamiento ciudadano es algo defendido como señas de identidad en los programas políticos de los numerosos partidos (7) y coaliciones (2) que conforman el Equipo de Gobierno de Sabadell, que además proponen otra forma de hacer y entender la política criticando los incumplimientos electorales patológicos de los partidos tradicionales; así que, por coherencia, deberían respetar lo que prometieron a la ciudadanía. Lo cierto es que se abre una magnífica oportunidad para plasmar de què va eso de la participación más allá de disquisiciones teóricas. ¿Quién teme la consulta popular?

“La solución democrática que puede y debe utilizarse para salir del atolladero es la consulta popular”

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