Opinió

Remodelación

Dicen que Zapatero ha comunicado a los pesos pesados de su equipo de gobierno que no prepara ninguna remodelación del Ejecutivo. Como la palabra de ZP está muy devaluada, la mayoría ha interpretado que la reestructuración está muy avanzada. Es evidente que, concluida la presidencia europea, se impone un golpe de timón: se precisa una crisis y efectuar bastante ruido para tapar los recientes fracasos, frenar la hemorragia de las encuestas sobre intención de voto y afrontar con alguna garantía la segunda parte de una legislatura que se intuye larga y tortuosa.
Se anuncian relevos en el núcleo duro del poder, es decir, desde Zapatero hacia abajo. Los mentideros políticos, y el nombre lo dice todo, están funcionando a tope. En estos momentos los enterados y conspiradores hacen su agosto filtrando rumores y avanzando un ajuste del equipo de gobierno para después del debate sobre el estado de la nación, que al decir de las fuentes bien informadas será poco menos que un Jordán purificador para muchos de los pecados que se arrastran.

Las ideas que se van divulgando, y ningún rumor es inocente, es que se prepara un regreso de la vieja guardia, un reagrupamiento y un cierre de filas que dejaría atrás la postmodernidad y la cuota femenina, que son elementos algo más que simbólicos del zapaterismo. El líder leonés está acostumbrado a tener ministros secretarios, volátiles, más bien livianos. Optar por  incorporar a primeras espadas sería todo un cambio.
Pero Zapatero está obligado a cambiar algo para que todo siga más o menos igual. Si no lo hace,  quizá la ola de cambio termine por afectar a su propio liderazgo.

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