El Banco de España instó a los directivos de las cajas que reciben ayudas públicas del Frob a dar publicidad de sus emolumentos de forma individualizada, todo incluido. Esa petición fue mal recibida por algunos directivos que entendían que se les obligaba a un desnudo casi integral en materia salarial y, de hecho, algunos han optado por ampararse en la Ley de Protección de Datos para burlar la transparencia. Olvidan que, si es transparente el salario del presidente del Gobierno, hay suficientes razones para dar publicidad a las remuneraciones de los gestores de cajas intervenidas con dinero de los contribuyentes.
La ciudadanía ha ido teniendo conocimiento de sueldos, indemnizaciones, premios y otros privilegios de altos directivos de cajas en situación más que difícil y el Banco de España ha sido criticado ante una serie de despropósitos de no fácil corrección. Una de las medidas un tanto demagógicas ha sido la de convertir ese tema en reclamo público: ha colgado los sueldos y otras prebendas, como las pensiones, en la plaza pública.
Unos datos que sirven para comprobar que el salario mínimo profesional de un directivo de caja sin excesivas pretensiones está en el millón de euros, cifra que parece servir de referencia para el sector. Las entidades grandes y supergrandes ofrecen compensaciones superiores a sus managers.
Como ha escrito el catedrático Antón Costas, el de banquero es el único oficio en el que puedes cobrar una millonada por fracasar y llevar una empresa a la quiebra. Es como si un cirujano cobrase más cuando se le mueren los pacientes. Es una metáfora exagerada, pero todo es exagerado.
