La farmacéutica de la Creu de Barberà, Marta Baradad de Arribas, 32, y su compañero el policía local sabadellense Luís Tirado Herrera, 44, estaban en el Costa Concordia cuando naufragó. En la entrevista ella recuerda los hechos con emoción y él con precisión.
Todo empezó en la cena del viernes con platos por el suelo, ¿no?
Y un ruido muy fuerte como de tren, pa-pa-pá, botando sobre la piedra. Se apagan las luces y todo el mundo se pone a chillar y a correr.
¿Vosotros también?
No. A mi me tranquilizó mucho Luís, que estuvo muy calmado. Ser policía le ha acostumbrado a las situaciones límites.
¿Fue su tabla de salvación?
Si no llega a ser por él, yo me tiró al mar y algunos han muerto así. Al inclinarse el barco, Luís me dijo que nos cogiéramos a una columna. Estuvimos ahí agarrados unos minutos y cuando ya no quedaba nadie, salimos del comedor.
¿Tranquilamente?
Yo muerta de miedo. Subimos un piso y salimos a una cubierta donde la gente estaba «asaltando» unos armarios y poniéndose chalecos salvavidas.
¿Por qué «asaltando»?
Porque los marineros del barco no tenían instrucciones de ayudarnos y la gente iba por libre. De repente, también espontáneamente, la gente se empezó a colocar por grupos delante de cada bote salvavidas como guardando cola.
