Nací y vivo en Sabadell, y tengo mucho cariño también por el pequeño pueblo oscense desde el que mis padres, hace ya muchos años, se trasladaron a esta ciudad, pero conservaron siempre la casa que tenían allí y a la que vamos cada año cuando llegan las vacaciones. Y cada mes de agosto, cuando la familia vamos allí, tengo que oír la misma canción una y otra vez: que los catalanes no queremos devolver a la diócesis de Barbastro-Monzón las obras de arte que dicen que sxon suyas y que, como esa zona pertenecía antes a la diócesis de Lleida, están en el Museo Episcopal de esta ciudad.
Yo creo que los catalanes, empezando por la Generalitat, deberíamos devolver esas obras a su propietarios originales porque así parece lógico y así lo van diciendo los distintos tribunales, tanto civiles como eclesiásticos, pero la Generalitat busca subterfugios legales y va aplazando la entrega con excusas y pleitos que no considero éticos. No podemos exigir, como se ha hecho, que nos devuelvan los “papeles de Salamanca”, que con toda razón nos pertenecen, y por otro lado comportarnos como tramposos. No es lógico.
En fin, que ya me voy preparando para recibir, cuando lleguen las vacaciones, los reproches repetidos de mis convecinos que se muestran muy sensibles ante este hecho. Creo que este pleito no ayuda en nada a la buena imagen de Catalunya en otras comunidades.
Espero que se imponga el sentido común y que se dé a cada uno lo que le pertenece.
