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Etiopía a la carta

La calabaza hueca rebosante de un inclasificable líquido llega a su poder. Toni y Carles, como en numerosas ocasiones precedentes, reciben la ofrenda de la desdentada mujer con una mueca a modo de agradecimiento.  Mirándose de soslayo sujetan con firmeza por turnos el recipiente y dan cuenta de la amarga bebida. Tras apurar hasta la última gota retornan el cuenco a su propietaria y comprueban, con satisfacción, cómo la muchedumbre rompe a reír, batiendo palmas y gritando torpemente sus respectivos nombres: «Antuniooo, Antuniooo… Calus, Calus».
Los tales Carles y Toni (o Antuniooo y Calus, según quien lo pronuncie) poco o nada tienen que ver con la etnia de los Hamer (ubicada en el sur de Etiopía), donde se produce la acción, pero no lo parece a tenor de la familiaridad con la que se relacionan.
Orígenes
Toni Espadas y Carles Babiloni han visitado tantas veces este rincón del planeta,  que por estos lares ya los consideran de los suyos. Para corresponderles, este par de amigos vallesanos (Toni de Santa Perpètua y  Carles de Lliçà) decidieron hace poco más de un año difundir la cultura de este país, Etiopía, que está considerado como «un lugar fascinante pero poco conocido», según coinciden en señalar ambos.
Aunaron esfuerzos, conocimientos y dosis ingentes de ilusión para dar forma a Endoethiopia (www.endoethiopia.com), una agencia de viajes especializada en este país africano donde prima el contacto con la población autóctona.
«Etiopía», afirma Toni Espadas que combina este proyecto con su negocio en Sabadell de venta de material de montaña, «son las míticas iglesias rupestres de Lalibela, pero también una naturaleza impactante, unas etnias de valor antropológico incalculable o un pasado histórico prodigioso representado en el lago Tana, Akxum o la bulliciosa Addis Abeba». Pero no sólo eso. «Cualquier viajero, por encima de todo, se quedará impregnado de la hospitalidad de los etíopes, sus tradiciones legendarias y una diversidad todavía enigmática», añade Carles Babiloni.
Filosofía
Con la finalidad de que cada visitante encuentre la horma de su zapato, Endoethiopia es, digamos, una filosofía de turismo a la carta.
Carles y Toni, con sus socios autóctonos  Endalnew y Ermias, ofrecen rutas y contacto directo con la población local, pero se adaptan a las necesidades de cada uno. Por ese motivo, alquilan vehículos todoterreno propios,  reservan hoteles, acompañan a grupos o disponen de los servicios de guías en español. En ese espíritu de, por otro lado, fomentar la cultura etíope,  Endoethiopia dispone de un blog y  una cuenta de Facebook y Twiter;  plataformas todas ellas donde se informa y reflexiona de tan poliédrica nación. En poco más de un año, Endoethiopia se ha ganado un prestigio en el mundo del turismo y sus planes pasan por la construcción de varios alojamientos y seguir estrechando lazos con este paraíso africano.
Las aspiraciones de Toni, Carles y todos sus colaboradores, sin embargo, resultan más mundanas y no distan mucho de las que se propusieron un día en un popular bar de Addis. Sueñan con seguir siendo recibidos, en un ignoto pueblucho del sur de Etiopía, con una calabaza hueca atestada de una bebida extraña

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