Unas cuantas cajas de ahorros y bancos están recibiendo o van a recibir un montón de millones de euros para solucionar sus serios problemas económicos, fruto de su poca profesionalidad y falta de previsión al facilitar créditos a personas o empresas con muy poca o ninguna solvencia. Y, supongo, que consideran lógicas estas ayudas que, mucho me temo, tendremos que pagar entre todos.
Lo que no me parece nada lógico es que ahora las empresas financieras sean tan poco sensibles ante la personas que no pueden pagar la hipoteca por haberse quedado sin trabajo. Y para más recochineo que no acepten la llamada “dación en pago”, es decir, que el que no puede pagar la hipoteca devuelva la vivienda y quede libre de la deuda. Pues no, después de perder la hipoteca, el pobre apaleado queda todavía con una deuda que, en muchos casos, va a pesar sobre él durante el resto de su vida.
Muchas de las personas afectadas, cada día más, se han agrupado ya en plataformas para presionar a las entidades financieras y están logrando que alguna entidad, eso sí a cuentagotas y en contados casos, acepte la dación en pago y cederles la vivienda en alquiler. Pero cuando algunos ayuntamientos, como el de Sabadell, han intentado firmar un acuerdo con las entidades para solucionar estas desgraciadas situaciones, han recibido una respuesta negativa. ¡Qué país!
