Opinió

Abstención no es solución

Abstenerse en unas elecciones significa excluirse de participar con el voto personal en las decisiones que van incidir no solo en nuestras vidas sino también en la de todas las personas que nos rodean, por lo que lo considero de entrada una errónea opción, aunque por supuesto respeto la decisión personal de cada ciudadano. Puedo comprender que la actual crisis económica y social haya roto muchos vínculos entre la ciudadanía y sus representantes públicos, motivos hay para ello, como una corrupción galopante que no cesa y que contribuye a potenciar el ambiente apático y enrarecido que percibimos en el día a día en los ciudadanos. Y precisamente estos anómalos comportamientos deben provocar una reacción en la sociedad que no puede inhibirse de sus responsabilidades, sino todo lo contrario, es cuando más se debe participar y luchar con la fuerza de los argumentos expresados a través de su voto. Para ello resulta imprescindible que aquellas personas que aspiran a representar y defender nuestros intereses como país, a través de las diversas formaciones políticas que se presentan a estas elecciones, deban predicar con su ejemplo, dedicación, entusiasmo, rigor y esfuerzo a este propósito; no serian entendibles comportamientos frívolos, distantes o de bajo nivel. Pienso que la ilusión de los ciudadanos se recupera dándole soluciones a sus problemas. Es el camino de la credibilidad y el esfuerzo la herramienta fundamental para ello, ya que lo demás solo nos conduce a la desafección y el descrédito. Debo recordar que cada vez más, las decisiones que nos afectan a los españoles se toman en Bruselas, y estas elecciones europeas van a decidir, por primera vez, el nombre del presidente de la Comisión Europea, por lo que vamos a nombrar de una forma directa a quien va a gobernar en Europa los próximos cinco años, apoyando favorablemente o desfavorablemente asuntos de calado como la cuestión fronteriza y la presión migratoria, fondos comunitarios para planes de empleo juveniles, partidas económicas diversas destinadas a generar empleo y desarrollo, o propuestas legislativas también de carácter económico y laboral, como el mecanismo único de resolución bancaria, la unión bancaria, la garantía de depósitos bancarios, los derechos de los trabajadores desplazados, la protección de datos, la seguridad de los productos, los servicios y así un largo etcétera. Debemos votar porque el voto es un deber cívico. Es una oportunidad de expresarnos en democracia apoyando de esta manera nuestro marco democrático, porque si así no lo hiciéramos, únicamente favoreceríamos e incentivaríamos un sistema anárquico o totalitario, y creo que ningún ciudadano coherente desearía ni una cosa ni la otra. Europa necesita un gobierno sólido y solvente y que dé respuesta a los problemas de más de 500 millones de europeos. Nuestro voto debe contribuir a ello, simplemente porque una buena parte de nuestra recuperación económica y social como Estado nos va en ello. DESTACADO “Cada vez más, las decisiones que nos afectan a los españoles se toman en Bruselas”

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