Opinió

Trampas en la participción

Participar es tomar parte. Nadie duda de la importancia de la participación. Pero, claro, participa en un partido de fútbol quien juega de titular y quien aplaude desde la grada. Quien es víctima de un secuestro participa en él de una forma diferente a la del secuestrador. No es lo mismo participar de una forma que de la otra.

Pretendo reflexionar en estas líneas sobre las exigencias de la participación auténtica:

Participación regalada: La participación es un derecho y un deber, no un regalo del poder. A veces, quien manda, dice:

– Les vamos a dejar participar.

Quien así habla considera que tiene en sus manos la potestad de dejar o de no dejar participar. Como si todo dependiese de su voluntad. Y no. No se da el poder de participar. Porque la potestad de participar es de cada persona.

Participación aplazada: Algunas autoridades piensan que las personas no tienen la responsabilidad necesaria para participar. Y van dilatando el momento en que los súbditos puedan hacerlo. No es verdad que hasta que no seamos responsables no podemos ser libres sino que mientras que no seamos libres no podemos ser responsables. La filosofía de las dictaduras se sostiene en la infame tesis de que los súbditos no están preparados para ser libres. El argumento es estúpido. Porque, para estar preparados solo hay un camino: ejercitarse.

Participación condicionada: Algunos ponen condiciones a la participación. Se participará si las personas muestran responsabilidad, si se comprometen a hacerlo dentro de unos cánones, si se respetan las exigencias que impone el poder… He oído muchas veces decir que se confunde libertad con libertinaje. He oído pocas veces decir que se confunde autoridad con autoritarismo. Creo que no hay más condiciones que el respeto a la libertad de los otros, el respeto a la dignidad de las personas y el respeto a las normas democráticamente establecidas.

Participación trucada: Puede haber participación engañosa. En realidad solo hay apariencia de participación. Un alumno de la Facultad me contó que había llegado un profesor a clase con la siguiente propuesta:

-Vais a decidir qué tipo de evaluación queréis, entre si prueba de ensayo o prueba objetiva.

Lo deciden solo cuando el profesor quiere y solamente en los términos que él impone. ¿Por qué no entrevistas, ensayos, investigaciones, lecturas, portafolios…? Luego hizo un descarado elogio de las pruebas objetivas y anunció que, si elegían esta forma de evaluación, tendrían las notas al día siguiente del examen, pero que si elegían las pruebas de ensayo, no sabía cuándo podría entregar las calificaciones…

Se procedió a la votación que ganaron quienes deseaban hacer una prueba de ensayo. El profesor, un tanto sorprendido, concluyó:

– Bueno, ya veo que ustedes prefieren la prueba de ensayo pero, por esta vez, como ya tengo hecha la prueba objetiva, la vamos a hacer y así no pierdo todo el trabajo que ya he realizado…

Participación recortada: Se permite participar, pero solo en aquellas cuestiones que carecen de importancia. He visto participar a los padres y a las madres en muchas actividades extraescolares pero poco en el establecimiento, desarrollo y evaluación del curriculum. Hace unos años coordiné la publicación de un libro titulado “El crisol de la participación”. Estudiamos en cinco centros escolares cómo era la participación de las familias. Cuando negociamos llegamos a la conclusión de que los padres participan poco y lo hacen en actividades marginales, el presidente del AMPA, dijo:

-Es que nosotros no somos profesionales.

Le dije que si su hijo se fracturaba una pierna y le llevaban al Hospital y, al salir del quirófano, seguía con la pierna rota y con un brazo escayolado, diría algo. Él dijo:

-Claro que sí. ¿Cómo me iba a quedar callado?

Le pregunté, buscando la comparación con el caso de la participación escolar:

-Pero, ¿tú eres cirujano?

Dijo que no lo era. Le sugerí que, sin serlo, tenía mucho que decirle al cirujano: si el hijo era alérgico a algún medicamento, qué había pasado con la fractura de la pierna, qué ejercicios debía realizar en casa para recuperarse, cuándo debía volver al Hospital, qué hacer desde el punto de vista psicológico…

EL padre y la madre, añadí para concluir, saben si su hijo va contento al colegio, si aprende, si le escuchan, si le evalúan de forma razonable…

Participación formalizada: Algunas veces solo se respetan las formas, pero no la esencia de la participación. Se puede mandar una citación para una asamblea dentro de los plazos y según las normas fijadas, pero si se elige la fecha en un puente en que no van a poder acudir muchos convocados, se quebranta el espíritu democrático de la convocatoria.

En definitiva, que no siempre que se participa se hace de forma auténtica. Hay que abrir los ojos, poner en acción la mente y, en ocasiones, denunciar las trampas y exigir las condiciones necesarias para que haya verdadera participación.

“La filosofía de las dictaduras se sostiene en la infame tesis de que los súbditos no están preparados para ser libres”

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