Opinió

Sumisión

Sumisión es el título de una novela superventas en Francia. El autor, Michel Houllebecq, plantea un escenario social que algunos entienden como algo plausible: Francia convertida por la vía democrática en régimen islámico tras la victoria en las urnas de un nuevo partido, Fraternidad Musulmana, en las presidenciales de 2022. El nuevo sistema, ciertamente el novelado, pone la religión en el centro de la formación y promueve la salida de las mujeres del espacio público, y su consagración exclusiva a las tareas domésticas y familiares.

El enorme revuelo que está causando el relato novelado de MH es un reflejo del estado de ánimo de una sociedad marcada por el miedo ante la creciente fuerza demográfica del islam en Europa. Y no es casual que esa reacción sea más intensa en Francia, en una de las sociedades más culturizadas y multiétnicas de Occidente. El mundo musulmán avanza en las sociedades de raices cristianas y provoca una creciente islamofobia.

No conviene cerrar los ojos ante la creciente marea islamófoba, un movimiento al que se unen sectores xenófobos y racistas. Esos grupos que se enfrentan activamente al Islam tenebroso reclaman para sí un sentimiento nacional que excluye por definición a los que profesan otro credo.

Hace una quincena de años hizo fortuna un fotomontaje en el que se veía a la católica Lourdes salpicada por mezquitas. Era una imagen surrealista, pero hoy es posible contemplar mezquitas con centenares de musulmanes cumpliendo con sus ritos. Las iglesias se van vaciando y las mezquitas se van llenando, esa es la ficción que recrea la sumisión.

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