Opinió

Gobernabilidad y reforma electoral

Desde que llegó Renzi a la presidencia del consejo de ministros de la República italiana, las reformas toman cuerpo en el país trasalpino en diversas materias. En materia laboral, en materia territorial y ahora en materia electoral. En efecto, en estos días el congreso de los diputados aprobó una polémica ley electoral diseñada por el premier para fomentar la “estabilidad” y “gobernabilidad” del país. Así, según Mateo Renzi, se acabarán esas peculiares sucesiones de gobiernos de muy escasa duración.

Efectivamente, el congreso de los diputados acaba de aprobar por 334 votos a favor y 61 en contra la reforma electoral. Los diputados de la oposición sencillamente no han acudido a la votación por estar radicalmente en contra. La reforma sanciona el sistema proporcional con muy relevante particularidad. Si un partido alcanza el 40% de los votos recibirá un premio de 340 escaños, lo que le permite disponer de mayoría suficiente para gobernar. Si ninguna fuerza política alcanza tal representación entonces se celebraría una segunda vuelta entre las dos listas electorales más votadas.

Además, la reforma recientemente aprobada establece que es necesario obtener al menos el 3% de los votos para disponer de escaño en el parlamento. Las circunscripciones electorales se amplían notablemente. Ahora serán mayores que las actuales incluyendo del orden de 600.000 electores. Más o menos cada circunscripción elegirá seis representantes que obtendrán un escaño o no en función del resultado de su país a nivel nacional. Es decir, un magnífico resultado a nivel local no se traducirá necesariamente en la obtención de un escaño.

Es decir, quien consiga llegar al 40 % de los votos emitidos, un porcentaje cada vez más difícil de alcanzar, tendrá el 55% de los escaños. Así se favorece, según los promotores de la iniciativa, la gobernabilidad. La oposición, como es lógico, critica dicha medida y la considera profundamente antidemocrática.

Tal reforma se aplicará al Congreso de los diputados. El Senado está condenado, según las reformas aprobadas semanas atrás, a disminuir sustancialmente su número y, como ahora se plantea, a que los senadores no tengan que ser exclusivamente de designación directa.

En fin, reformas de calado. Gustarán más o menos pero no se puede negar que el premier italiano es consciente de que la ciudadanía quiere cambios y transformaciones a fondo. El problema es que con estos sistemas de alguna manera se tuerce la voluntad electoral. ¿Y si el pueblo no quiere dar mayoría a ningún partido y desea alianzas y acuerdos entre los más votados?.

El sistema electoral es desde luego uno de los asuntos más relevantes de la democracia. Por eso periódicamente se plantean reformas y cambios. La clave reside en que los cambios y las transformaciones preserven las preferencias electorales. Si así no fuera, algo grave, muy grave, contrario al pluralismo y a la realidad se estaría perpetrando. ¿O no?

“El sistema electoral es uno de los asuntos más relevantes de la democracia”

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