Opinió

Viejo amigo

Viejo amigo, no sé si lo sabes pero el 1 de octubre lo han marcado como el día internacional de la “gente mayor”. Quieren compensar con una efemérides, tan arbitraria como hipócrita, la trayectoria de tu vida y convertirte (como hacen con todo lo que tocan) en un objeto de consumo con el que hacer negocio las grandes superficies. Pero tú sabes, que en realidad, aunque en épocas electorales baboseen tu voto, poco le importas, que te ven como un incordio porque ya no les sirves, no produces y supones un coste (pensiones, sanidad, servicios sociales,….). No pueden entender que eres parte del origen de ese futuro que tú y otros muchos anhelamos.
Con una mochila llena de relatos anónimos, de muerte y de vida, exilios, postguerras, hambre, migraciones, engaños y mentiras, rabia contenida e impotencia y, aunque menos, de alegrías, testimonios todos ellos de obligada referencia para conocer la historia real de cualquier lugar. Con suficientes vivencias como para saber que la servidumbre voluntaria inducida ha castrado la capacidad de rebelión contra tiranías, explotaciones y opresiones.
Con el tiempo, has visto cómo te han convertido en sujeto pasivo de tu propia historia, con traiciones imperdonables, algunas tan mezquinas como las perpetradas por la izquierda de coche oficial, que hablaban de cambio y acabaron de voceros pregonando que lo utópico ha muerto, que el fin de la historia ha llegado porque el mundo es así, que no se está tan mal, esa izquierda pija, décadas después, con más kilos, menos pelo, menos vergüenza, más puertas giratorias, más pinochetista (¡si Victor Jara y los miles de chilenos torturados y asesinados levantaran la cabeza!) menos madurista, que cambió las ideas por el dinero, que evolucionó hacia convertirse en casta política defensora de un sistema injusto dirigido por bucaneros, conformando una simbiosis neoliberal con el PP, Ciudadanos o CiU para saquear el Estado de Bienestar, la sanidad, las empresas públicas y todo lo que se les venga en gana porque, “pasan si quieren pasar” y “tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras” que diría Lorca.
Ahora, porque así lo han decidido, de sopetón, sin apenas darte tiempo, te han hecho asumir el papel que te han asignado para tapar las vergüenzas de un Estado y de unos gobiernos de todos los colores y territorios que además de robarte la jubilación, traficar con tu salud y servicios sociales, escamotearte equipamientos básicos como residencias y subvenciones de dependencia, etc., te imponen un rol apelando a tu solidaridad (¡qué sarcasmo que esa casta te hable a ti de generosidad!) para que hagas de niñero y, en no pocas ocasiones, repartas tu mísera pensión para que tus descendientes, en situaciones de precariedad vejatoria, puedan sobrevivir.
Hoy sigues preguntándote, ¿qué he hecho yo para merecer esto? Lo siento viejo amigo. Hay cosas que no les perdonaré nunca a quienes están mancillando tu historia, pirateando tus derechos y pretenden amargarte lo que te resta de vida haciendo negocio con ella y recurriendo al miedo paralizante. Porque sepas que aún queda gente que va buscando la arena de la playa bajo los adoquines, que opina que merece la pena seguir leyendo a Machado, Brech, o Pere Quart, que piensa que es posible cambiar este mundo como tú soñabas, y sobre todo, que creen que las personas están por encima del dinero, las banderas y las fronteras. Gracias por todo, viejo amigo, permítenos tomar tu testigo.

“Quieren compensar con una efemérides hipócrita la trayectoria de tu vida y convertirte en un objeto de consumo con el que hacer negocio.”

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