Tiempos atrás los bufetes de abogados no publicitaban sus servicios como algunos acostumbran a hacer en la actualidad. El prestigio de los abogados se alimentaba con el bocas-oreja, con las referencias, con la prescripción de clientes satisfechos, y requería tiempo para acumular crédito en la sociedad.
Ahora se pueden ver reclamos publicitarios de gabinetes de asesoramiento legal en casi todos los medios.Un nuevo y agresivo márqueting que busca clientes entre el gran público y que acostumbra a utilizar el número de sentencias judiciales favorables a sus defendidos. Es un argumento convincente cuando el número de perjudicados por fiascos financieros, como buena parte de las preferentes, subordinadas y la salida a Bolsa de Bankia, se cuentan por miles. Un gran mercado que permite un planteamiento propagandístico agresivo.
Dicen los anuncios que los expertos en derecho bancario están teniendo notable éxito en sus reclamaciones y con ello defienden los intereses de miles de intereses esquilmados y a la vez cultivan su negocio. Los damnificados pagan procuradores, abogados,cuotas de éxito y demás con tal de resarcirse, siquiera mínimamente, del desaguisado. El estropicio, a la vista de la publicidad masiva, ha generado un buen negocio.
La elevada probabilidad de recuperar parte de lo invertido, un engaño a gran escala, va a generar problemas. Algunos inversores que apoyaron la salida a Bolsa de Bankia, quizá por razones corporativas, como el Banc Sabadell o el Santander, han afirmado que no reclamarán. Algunos se cuestionan tamaña generosidad, una renuncia que pagan los accionistas.
